La propuesta del comunicador dominicano José Laluz de motivar a su amigo Santiago Matías, conocido popularmente como «Alofoke», a lanzar una candidatura presidencial para las elecciones de 2028 en la República Dominicana, plantea un escenario interesante que merece análisis desde varios ángulos: el contexto político actual, la figura de Santiago Matías como influencer y empresario, y las implicaciones de una candidatura de este tipo en el panorama electoral dominicano.
–El lenguaje procaz y fuera de tono de Santiago Matías, conocido como «Alofoke», así como las posibles señales de una conducta que algunos podrían percibir como inmoral, son aspectos que podrían jugar un papel significativo en el análisis de su viabilidad como candidato presidencial para 2028. Estos elementos, que forman parte de su identidad pública como creador de contenido y figura urbana, podrían ser tanto una fortaleza como una debilidad, dependiendo del contexto y de cómo se manejen en una eventual campaña política-
Actualmente, el país está bajo el liderazgo del presidente Luis Abinader, quien fue reelecto en mayo de 2024 para un segundo mandato que se extenderá hasta 2028. Sin embargo, para 2028, Abinader no podrá postularse nuevamente debido a los límites constitucionales de dos mandatos consecutivos, lo que abrirá el campo a nuevos contendientes.
Este vacío de poder podría ser una oportunidad para figuras no tradicionales, como Santiago Matías, especialmente si el electorado busca un cambio de rumbo o una alternativa «fresca» frente a los partidos establecidos como el Partido Revolucionario Moderno (PRM), la Fuerza del Pueblo (FP), y el Partido de la Liberación Dominicana (PLD).
¿Quién es Santiago Matías (Alofoke)?
Santiago Matías es un nombre ampliamente conocido en la República Dominicana, particularmente entre las generaciones más jóvenes. Como creador de contenido, empresario y fundador de «Alofoke Media Group», ha construido una plataforma influyente que abarca radio, podcasts, redes sociales y eventos en vivo, con un alcance que trasciende fronteras gracias a la diáspora dominicana.
Su estilo directo, su conexión con la cultura urbana y su habilidad para generar controversia, lo han convertido en una figura carismática y polarizante. Alofoke no tiene experiencia política formal, pero su capacidad para movilizar audiencias y su presencia mediática lo posicionan como alguien con un potencial «capital social» significativo.
José Laluz, un comunicador experimentado y figura conocida en el ámbito político y mediático dominicano, parece ver en Matías una combinación de popularidad y autenticidad que podría resonar con un electorado cansado de las élites tradicionales. Laluz, con su trayectoria, podría actuar como un mentor o estratega, aportando su conocimiento del sistema político a una posible campaña de Matías.
Alofoke tiene una base de seguidores leales, especialmente entre jóvenes y sectores urbanos, un grupo demográfico clave en cualquier elección. Su plataforma le permite comunicarse directamente con millones de personas sin depender exclusivamente de los medios tradicionales.
En un país donde la corrupción ha sido un tema recurrente, una figura como Matías, percibida como ajena a la clase política tradicional, podría capitalizar el deseo de cambio, similar a lo que ocurrió con Abinader en 2020.
La experiencia y credibilidad de Laluz podrían darle a Matías una estructura inicial para navegar el complejo mundo político dominicano, además de legitimidad ante sectores que podrían verlo como un novato.
Aunque ser un outsider puede ser una ventaja, la ausencia de un historial en gestión pública o política podría generar dudas sobre la capacidad de Alofoke para liderar un país con desafíos como la economía, la seguridad y las relaciones con Haití.
Su estilo directo y a veces controversial podría alienar a votantes más conservadores o tradicionales, limitando su atractivo a un segmento específico del electorado.
Lanzar una candidatura presidencial requiere una maquinaria política sólida, alianzas con partidos y financiamiento. Aunque Matías tiene recursos propios, competir contra partidos establecidos como el PRM o el PLD demandaría una logística que aún no ha demostrado poseer.
Para 2028, el PLD y la FP podrían seguir debilitados tras años fuera del poder, y el PRM podría enfrentar críticas por su gestión. Esto abriría espacio para una figura disruptiva como Matías.
La comunidad dominicana en el exterior, especialmente en Estados Unidos, tiene un peso creciente en las elecciones. La influencia de Alofoke en estas audiencias podría traducirse en apoyo financiero y votos.
Figuras como Leonel Fernández y/o su hijo Omar en la Fuerza del Pueblo (FP) o nuevos líderes emergentes del PRM podrían presentar propuestas más consolidadas y opacar una candidatura basada en carisma.
Como figura pública, Matías estaría bajo una lupa intensa, y cualquier paso en falso en su vida personal o empresarial podría dañar su imagen.
La idea de Laluz de impulsar a Matías refleja una tendencia global donde figuras del entretenimiento o las redes sociales incursionan en la política (ejemplo: Donald Trump en EE.UU. o Volodymyr Zelensky en Ucrania). En el caso dominicano, esto podría interpretarse como una apuesta por renovar la política con rostros nuevos, pero también como un riesgo de simplificar problemas complejos en una narrativa populista.
Si Matías aceptara el reto, tendría que construir una plataforma seria que vaya más allá de su carisma. Temas como el empleo, la educación, la seguridad y la relación con Haití serían ineludibles, y su éxito dependería de su capacidad para articular soluciones creíbles. Laluz, por su parte, podría desempeñar un rol clave en moldear ese mensaje y en tender puentes con actores políticos tradicionales.
La propuesta de José Laluz de motivar a Santiago Matías para una candidatura presidencial en 2028 es ambiciosa y tiene un potencial disruptivo, pero su éxito no está garantizado. Matías cuenta con herramientas únicas para conectar con el electorado, pero necesitaría superar su falta de experiencia y construir una coalición sólida en un sistema político competitivo. Si bien las «amplias posibilidades de éxito» que menciona Laluz dependen de cómo se prepare Matías en los próximos años, esta idea pone de manifiesto el creciente peso de las figuras mediáticas en la política dominicana y la búsqueda de alternativas frente a las estructuras tradicionales. El tiempo dirá si Alofoke puede transformar su influencia digital en un liderazgo nacional.
LRS