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Carmen Natalia Martínez en las letras dominicanas

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Por Simeón Arredondo /

 

Un año después de la primera ocupación militar norteamericana a la República Dominicana (1916) vio por primera vez la luz la niña Carmen Natalia, hija del matrimonio Martínez Bonilla, que tenía su residencia en San Pedro de Macorís.

Esa niña, que nacía en la patria chica de Federico Bermúdez, Francisco Domínguez Charro y Pedro Mir, y que fue contemporánea de los dos últimos, sorprendía unos tres decenios después cuando sus escritos comenzaron a aparecer ante la vista de los consumidores de literatura de la época.

Era evidente que había nacido una poeta. Y más que una poeta y una escritora, la patria tenía en Carmen Natalia Martínez a una gran política en un tiempo que esa actividad parecía prohibida para las mujeres (antes de 1942 ni siquiera tenían derecho a ejercer el sufragio). Por igual fue una feminista a carta cabal que con su activismo a favor de la mujer se destacó dentro y fuera del país, y una anti trujillista consagrada que luchó con fervor en contra de ese régimen hasta ser exiliada, teniendo que residir en tierras extranjeras por más de 10 años sin poder pisar suelo dominicano hasta después de la muerte del tirano.

Carmen Natalia Martínez escribió poesía, novela, teatro y guiones para diversos programas; predominando siempre en toda su obra el espíritu rebelde y combativo en contra de los desafueros y las iniquidades que encarnaba la dictadura.

Es por sus versos que más se conoce en las letras dominicanas. Y es que su poesía tiene una gran calidad literaria y una alta carga de rebeldía; suficientes para ser reconocida como una de las mejores féminas dominicanas exponentes del género. En su ensayo «San Pedro de Macorís cuna del movimiento feminista dominicano” (Web: dialogoydeporte.net); Sergio Cedeño afirma que Carmen Natalia no sólo resaltó por sus luchas a favor de la mujer, sino que también está considerada como la segunda mejor poetisa de todos los tiempos de la República Dominicana, sólo por debajo de Salomé Ureña».

Para Chiqui Vicioso «Salomé Ureña, Carmen Natalia Martínez Bonilla y Aida Cartagena Portalatín se consideran como las tres poetas principales en la historia literaria de la República Dominicana». (“El éxito según San… Hacia una reivindicación de la poesía femenina en República Dominicana”. Web: cielonaranja.com). Esas consideraciones junto a muchas más que son similares y que gravitan el ambiente literario dominicano, deben llevarnos a la conclusión de que Carmen Natalia Martínez, de quien se dice tuvo una formación intelectual autodidacta, ocupa un lugar especial en las letras del país.

Tomando en cuenta que la primera mitad del siglo XX, tiempo en que nació y se desarrolló esta ilustre poeta, aún en la República Dominicana la mujer se encontraba extremadamente subordinada y reservada para labores y tareas que obstaculizaban de manera significativa su desarrollo personal y su justa inserción en la sociedad, a una dama tenía que sobrarle talento y coraje para descollar en la forma que lo hizo Carmen Natalia Martínez.

En un ejercicio de compresión y de solidaridad Chiqui Vicioso lo dice con estas palabras: «En la evaluación crítica de la vida y obra de las mujeres poetas de la República Dominicana, se evidencia una falta de compresión de la doble tarea implícita, para una mujer, en la creación literaria, así como también el juicio unilateral proveniente de un sistema de valores masculinos, que se aplica a la producción femenina, tanto en lo social como en lo literario». (Ibídem).

Y Carmen Natalia Martínez no sólo tuvo que superar esos escoyos, que eran evidentes y muy notables para la época, sino que tuvo que asumir el costo de su firme oposición al gobierno del sátrapa que por décadas retorció la voluntad y la libertad del pueblo dominicano. Para ella era inconcebible ver a «un hombre con las manos rotas / y rotos los oídos y rota la palabra / y roto el pensamiento / y roto el ojo inmenso, febril, desorbitado». Esa actitud le costó cierto aislamiento y mucho desconocimiento, no casual, de su labor intelectual.

Pero su talento se desborda durante casi toda su vida con una continua y variada producción literaria que deja atrás todo intento mezquino de desconocer sus dotes de escritora exquisita y muy consciente del rol social y patriótico que le correspondía y que había decidido desempeñar. La propia Aída Cartagena Portalatín llegó a afirmar que «Carmen Natalia es voz de poesía, pero también heroica voz de orientación, de alerta y combate (…) no en el semi-seguro campo de la clandestinidad, sino en el abierto campo del ataque directo, del mitin, de la hoja escrita, es la primera mujer que se manifiesta. La pluma vendida y dirigida gastó tinta para vejarla inútilmente”. (“Un hombre tras las rejas de Carmen Natalia”. Mythos. Revista literaria cuatrimestral. Año XIII. Enero 2013. No. 55. Pág. 11).

Títulos como «Poema recóndito para un mártir de la libertad», «Oda heroica a las Mirabal», y “Elegía a los mártires de Constanza, Maimón y Estero Hondo» nos indican claramente la línea intelectual y el nivel de compromiso social de Carmen Natalia Martínez. Pero tampoco dejan lugar a dudas de sus acciones firmes y decididas ante ciertas actuaciones de la dictadura, que terminaron con su exilio en el año 1950.

En la autora de «Un hombre tras las rejas» las letras dominicanas tienen a una gran exponente de la poesía, que sin correr detrás de la rima y sin el uso de palabras rebuscadas logró construir piezas poéticas que han perdurado en el tiempo y que no dejan de ser un referente de la buena literatura dominicana.

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