CIUDAD VICTORIA, México (AP) — Un viaje por carretera a México para someterse a una operación de cirugía estética acabó con dos estadounidenses muertos y otros dos encontrados vivos en una zona rural cercana a la costa del Golfo tras un violento tiroteo y secuestro que fue grabado en vídeo, informaron autoridades el martes.
Los estadounidenses supervivientes estaban por la tarde de regreso a su país tras ser conducidos a toda velocidad a la frontera cerca de Brownsville, el extremo sur de Texas, en un convoy de ambulancias y camionetas escoltado por vehículos militares mexicanos artillados.
Un familiar de una de las víctimas dijo el lunes que los cuatro habían viajado juntos desde las Carolinas para que uno de ellos pudiera someterse a una cirugía estética de abdomen con un médico en la ciudad fronteriza mexicana de Matamoros, donde tuvo lugar el secuestro del viernes.
El fiscal general de Tamaulipas, Irving Barrios, aclaró que no hubo pago para el rescate de los estadounidenses y precisó que, según las investigaciones, el secuestro fue realizado por miembros del Cártel del Golfo que opera en esa región.
Aunque desde un inicio se abrieron varías líneas de investigación, como es habitual en estos casos, “por todo este intercambio de información se va fortaleciendo la línea de una confusión, no fue una agresión directa”, sostuvo el fiscal. Barrios descartó, además, que funcionarios de las agencias estadounidenses hayan actuado en territorio mexicano en este caso.
En la operación de rescate de los estadounidenses fue detenido José “N“, de 24 años, quien es originario de Valle Hermoso, Tamaulipas, y se encontraba en funciones de vigilancia de las víctimas.
El gobernador de Tamaulipas, Américo Villarreal, explicó el martes por la tarde que los cuatro fueron encontrados en una casa de madera, en un lugar conocido como la Lagunona en el ejido El Tecolote, en la carretera que conecta Matamoros con Playa Bagdad. Es una zona conocida por las numerosas fosas clandestinas encontradas y que eran el lugar donde los grupos criminales desaparecían a sus víctimas.
“Durante los tres días posteriores al hecho delictivo las cuatro personas privadas de la libertad fueron trasladadas a diversos lugares entre ellos una clínica con el fin de crear confusión y evitar las labores de rescate”, agregó Villarreal.
Sobre los fallecidos, el gobernador indicó que se preveía entregar los cadáveres a las autoridades estadounidenses el mismo martes tras los trabajos forenses que se estaban realizando en la morgue de Matamoros.
Villarreal agregó que el estadounidense herido, Eric Williams, había recibido un disparo en la pierna izquierda y que la herida no ponía en peligro su vida. Los supervivientes fueron trasladados al Valley Regional Medical Center con escolta del FBI, informó el Brownsville Herald. Un portavoz del hospital remitió todas las preguntas al FBI.
“Es todo un alivio”, dijo Robert Williams, hermano de Eric, contactado por teléfono en Carolina del Norte. “Estoy deseando volver a verle y poder hablar con él”.
Los estadounidenses fueron reportados por el FBI como secuestrados en la ciudad fronteriza de Matamoros, en Tamaulipas, el 3 de marzo después de que hombres armados dispararon contra un vehículo en medio del fuego cruzado de grupos delictivos rivales.
Un video difundido en las redes sociales mostró cómo hombres armados los cargaban en la parte trasera de una camioneta. Los vecinos de la ciudad que atestiguaron la escena en sus vehículos, miraban aterrados con miedo a moverse por si les disparaban a ellos.
El secuestro coincidió con unos violentos incidentes que se registraron el viernes en Matamoros.
La alerta sobre el secuestro de los estadounidenses fue lanzada el domingo por la oficina de San Antonio del FBI y confirmada la víspera por el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, quien indicó que el gobierno estatal y federal estaban trabajando en su búsqueda.
Al lamentar el hecho, López Obrador afirmó el martes que las autoridades estadounidenses tienen derecho a manifestarse como lo hicieron, en alusión a la declaración que realizó la víspera la portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, quien calificó el suceso de “inaceptable”.
“Estamos trabajando todos los días para garantizar la paz, la tranquilidad y vamos a continuar”, indicó López Obrador al expresar sus condolencias.
El mandatario mexicano criticó el tratamiento “amarillista” que tuvieron los hechos en Estados Unidos, donde cuando asesinan a mexicanos allí los medios de ese país “callan como momias”.
El fiscal general estadounidense, Merrick Garland, afirmó que “la DEA y el FBI están haciendo todo lo posible para desmantelar y, en última instancia, procesar a los líderes de los cárteles”, que son responsables de la muerte de los estadounidenses. Además, las autoridades estadounidenses están trabajando para saber más detalles sobre las circunstancias que rodearon los asesinatos, indicó el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby.
El embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, dijo en un comunicado que este caso es un “trágico recordatorio”, que exige a los dos países reafirmar el compromiso para asegurar la frontera compartida y fortalecer el combate a las organizaciones criminales transnacionales.
Salazar afirmó que Tamaulipas “representa un riesgo por los altos niveles de criminalidad y violencia” y admitió que había preocupación por “el control que ejerce el cártel del Golfo en la zona conocida como la frontera chica”.
Por otra parte, el presidente mexicano aprovechó el momento para criticar las afirmaciones que hicieron algunos políticos conservadores estadounidenses a favor de que se impongan medidas más duras para combatir a los cárteles mexicanos, por ejemplo, considerarlos organizaciones terroristas.
“Nosotros no nos metemos a ver qué hacen las bandas de Estados Unidos que distribuyen el fentanilo o cómo se distribuye la droga en Estados Unidos”, dijo López Obrador.
Tamaulipas registra desde hace décadas una fuerte ola de violencia vinculada con el crimen organizado, tiene a miles de personas desaparecidas y es habitual que grupos rivales se lleven a las víctimas tras los enfrentamientos para ocultarlas.
El Departamento de Estado de Estados Unidos mantiene desde hace años una alerta máxima para que los estadounidenses no viajen a la zona, pero es habitual que habitantes de las poblaciones fronterizas crucen a México para hacer compras, ir a consultas médicas -que son más baratas- o visitar a familiares.
Los dos principales cárteles de la región son el del Golfo, que tiene su feudo en Matamoros, y una escisión de los antiguos Zetas en Nuevo Laredo, 330 kilómetros más al oeste. Pero además hay muchas células de cada uno de estos grupos que luchan entre sí.
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