Un informe publicado este jueves por The Wall Street Journal detalla una supuesta estrategia de la Casa Blanca diseñada para gestionar la imagen pública del presidente Joe Biden, con el objetivo de minimizar señales de un posible declive mental. Según el reporte, esta estrategia se habría implementado desde el inicio de su mandato, con cambios significativos en su agenda diaria, restricciones en sus apariciones públicas y un estricto control sobre el acceso al mandatario.
El informe señala que Biden, quien asumió la presidencia a los 78 años como el mandatario más longevo en la historia de Estados Unidos, mostró desde los primeros meses signos de fatiga y dificultades para mantener la concentración durante reuniones largas, especialmente fuera de horarios específicos en los que parecía más alerta.
Desde la primavera de 2021, los asesores del presidente habrían comenzado a ajustar su agenda según su estado, categorizando sus días como «buenos» o «malos». Entre las medidas adoptadas estarían la reducción de interacciones con periodistas, el acortamiento de sesiones informativas y la restricción de preguntas espontáneas en ruedas de prensa.
Además, según el medio, el equipo presidencial contrató a un entrenador vocal para fortalecer el tono de voz de Biden y evitar cualquier percepción de fragilidad en su discurso. El informe sugiere que estos ajustes respondieron al temor de errores públicos que pudieran afectar la confianza en su liderazgo.