La ciudad portuaria de Odesa, ubicada en el sur de Ucrania a orillas del Mar Negro, fue blanco de un ataque masivo perpetrado por fuerzas rusas, según reportes locales y medios internacionales. Este bombardeo, que incluyó el uso de drones y misiles, marcó una escalada significativa en el conflicto que enfrenta a Rusia y Ucrania, afectando una localidad de importancia estratégica tanto económica como militar.
El ataque se concentró principalmente en el área del puerto, un punto clave para las exportaciones ucranianas, especialmente de granos, y donde se presume que las fuerzas armadas ucranianas mantenían depósitos de armas. Testigos locales informaron haber escuchado al menos dos docenas de explosiones, mientras que imágenes difundidas en redes sociales mostraron columnas de humo y llamas en varios sectores, incluido el centro comercial Epicenter, que quedó envuelto en fuego. La intensidad del bombardeo dejó a la ciudad en un estado de alerta máxima, con las defensas aéreas ucranianas intentando contrarrestar la ofensiva.
Este episodio se produce en un contexto de tensiones renovadas tras recientes movimientos diplomáticos. Apenas días antes, el 11 de marzo, Rusia había lanzado un misil balístico Iskander contra el puerto de Odesa, impactando al buque granelero MJ Pina, de bandera de Barbados, que cargaba trigo con destino a Argelia. Ese ataque dejó al menos cuatro tripulantes muertos —tres sirios y un ucraniano— y varios heridos, además de causar daños significativos en la infraestructura portuaria, como atracaderos y almacenes de grano. Autoridades ucranianas denunciaron que el carguero era un objetivo civil, mientras que fuentes rusas sugirieron, sin evidencia concluyente, que podría haber estado transportando armas.
El bombardeo del 20 de marzo parece ser una respuesta directa a las negociaciones en curso entre Ucrania y Estados Unidos, que han planteado la posibilidad de un alto el fuego. La ofensiva rusa, que tuvo lugar casi inmediatamente después de declaraciones ucranianas de apoyo a una tregua, ha sido interpretada como un mensaje de desafío por parte del Kremlin. Analistas señalan que estos ataques buscan no solo debilitar la capacidad logística de Ucrania, sino también socavar cualquier avance hacia una resolución pacífica del conflicto.
Odesa, conocida como la «Perla del Mar Negro», ha sido un objetivo recurrente desde el inicio de la invasión rusa en febrero de 2022 debido a su rol vital en la economía ucraniana y su posición estratégica en el Mar Negro. Los repetidos ataques a su infraestructura portuaria han generado preocupación internacional sobre la seguridad alimentaria global, dado que Ucrania es uno de los principales exportadores de grano. Organizaciones como Amnistía Internacional han advertido que la destrucción de estas instalaciones podría agravar la crisis humanitaria en regiones dependientes de estos suministros, como África y Oriente Medio.
Por el momento, no se han reportado cifras oficiales de víctimas del ataque del 20 de marzo, pero las autoridades ucranianas han prometido una respuesta contundente. El presidente Volodímir Zelenski, en declaraciones previas tras ataques similares, ha calificado estas acciones como una muestra de la «barbarie rusa» y ha reiterado la necesidad urgente de apoyo internacional para fortalecer las defensas de Ucrania. Mientras tanto, la comunidad internacional observa con inquietud cómo este nuevo capítulo en la guerra podría complicar aún más los esfuerzos por alcanzar la paz en la región.
LRS
