JERSÓN, Ucrania (AP) — Las imágenes exclusivas, tomadas con un dron, de una represa ucraniana derrumbada y de las localidades adyacentes, bajo ocupación rusa, muestran la ruinosa estructura caída en el río desbordado y cientos de viviendas, invernaderos e incluso una iglesia sumergidas… y ni rastro de vida.
Un equipo de The Associated Press voló un dron sobre la zona arrasada el miércoles, un día después de la destrucción de la represa de Kajovka, en el río Dniéper. Los edificios visibles por encima del nivel del agua no mostraban los daños típicos provocados por una bomba arrojada desde arriba, como quemaduras o marcas de metralla.
Rusia acusó a Ucrania de bombardear la infraestructura, controlada por el Kremlin, mientras que Kiev alegó que Moscú la voló desde el interior.
El colapso de la represa en una zona que Moscú controla desde hace más de un año y el vaciado del embalse han cambiado de forma irrevocable el paisaje río abajo y alteró la dinámica de una guerra que dura ya más de 15 meses.
En las imágenes capturadas por la AP, la mayor parte de la represa estaba sumergida bajo el torrente de agua. En dos localidades próximas ocupadas, Dnipryany y Korsunka, apenas se podían ver los tejados de las casas y una iglesia de color azul brillante.
La forma redondeada de docenas de invernaderos era visible por encima del nivel del agua. En las imágenes no aparecen personas, pero los reporteros de la AP podían escuchar los aullidos de los perros atrapados por la inundación.
En la cercada ciudad de Nova Kakhovka, también ocupada, el agua había causado menos estragos, pero allí tampoco había gente ni animales. La noria estaba parada y el agua discurría por una calle principal.
Ucrania había advertido desde octubre que las fuerzas rusas habían minado la represa hidroeléctrica, y las acusó de provocar una explosión que ha convertido las zonas río abajo en un páramo anegado. Rusia, por su parte, sostiene que Kiev atacó la infraestructura con un misil. Los expertos dijeron la estructura estaba en mal estado, lo que podría haber provocado también su colapso.
Los pocos edificios que quedaban no mostraban los signos típicos de un ataque con misiles.
El río Dniéper forma parte de la línea del frente en la guerra y los combates habían llevado ya a muchos residentes a marcharse. Ucrania controla occidental, mientras que Rusia manda en la oriental, más baja y más vulnerable a las inundaciones.
Anna Lodygina, una residente de Nova Kajovka que huyó el pasado otoño, dijo que la crecida ha paralizado la localidad: los mercados están cerrados y la electricidad y la cobertura celular son limitadas. Los soldados rusos que ocupaban la casa de su familia, que está a apenas 500 metros (yardas) del río, se fueron tras el colapso y los vecinos le contaron que el agua llega a la planta superior del inmueble de dos alturas.
Según el relato de sus amigos y vecinos, los rusos se retiraron pero no ayudaron a los residentes, por lo que la gente tuvo que ocuparse de encontrar refugio en un vecindario alejado del río.
Según Lodygina, la parte histórica de la ciudad quedó sumergida y “se desconoce su estado”.
En la orilla controlada por Kiev, un trabajador de Cruz Roja atendía llamadas de personas que suplicaban ser rescatadas enfrente, pero poco podía hacer por ellos.
“Nuestro teléfono no para de sonar y nuestro número no es muy conocido. Solo ayer recibimos al menos 30 llamadas desde territorios ocupados”, aseguró Mykola Tarenenko, jefe del equipo de respuesta rápida de la Cruz Roja en Jersón. “La gente nos pide que los evacuemos porque no se ha organizado ninguna evacuación”.