Por Aquiles Castro /
Una vez más, emplazados deben sentirse quienes persisten en los sueños expresados en la lucha secular del pueblo dominicano por democracia, justicia y bienestar colectivo. El calendario electoral y su contexto obligan a esa reflexión, tal como se nos ha planteado en otras ocasiones desde 1962 a la fecha.
La inconsecuencia del grupo en el poder PRM-Abinader con aspiraciones básicas de realización económica, social y política de las mayorías nacionales, le enajena un segmento de la sociedad que le votó, asumiéndole canal expedito para ajustar cuentas al latrocinio peledeísta, sin más aspiración que el fortalecimiento de la institucionalidad democrática, la decencia y ética primen en la gestión de los asuntos de interés público.
Sin embargo, a juzgar por la experiencia histórica en la vida republicana, existe el riesgo cierto de que mucho de ese descontento retorne al viejo redil, especialmente en ausencia de una oferta diferenciadora creíble. Aquí reside nuestro desafío: ¡Ni continuismo ni retroceso!
Se requiere buen juicio y audacia, mucha audacia, cuya solución luce distante de fórmulas preconcebidas, ni se resuelve con poses estridentes o consignas generales.
Perseverar consecuentemente y en concreto en la construcción de una opción política que apunte hacia una nueva época, que en un proceso de acumulación ponga en pié un movimiento ciudadano amplio por un cambio de rumbo. Tarea dura, pero no hay de otra.
Tal empresa no se construye en una coyuntura, pero en contexto nacional como el actual se pone en movimiento, y puede avanzar sin la impaciencia que caracteriza ciertos actores del progresismo y la militancia revolucionaria. Con sentido común, capacidad de renuncia y “bajarle algo” a los egos de autosuficiencia y sentimiento de predestinado, que tradicionalmente han obstruido la posibilidad de concertación entre los “progress”, demócratas e izquierda dominicanos.
La lucha por construir esa nueva propuesta disputa no solo al gobierno actual sino al retroceso peledeista, fiel encarnación del neo-trujillismo y la corruptela balaguerista. Ambos grupos encarnan la estrategia de dominación del gran capital financiero y reproducción de su modelo económico antinacional, y actúan en contubernio para mantener el país secuestrado por un régimen político antidemocrático.
Pero en la coyuntura actual los PLD-Danilo-Leonel representan retroceso político y, por tanto, los sectores democráticos no pueden avanzar consecuentemente una estrategia de construcción sin tenerle como blanco: es la vía de captar parte de la gente desencantada por la inconsecuencia del gobierno PRM que en muchos aspectos reproduce más de lo mismo, ya que no fue para lo que ese segmento del electorado le votó.
La llamada“realpolitik”en el buen sentido del término, obliga a los sectores contestatarios no conformes con actuación testimonial, a considerar seriamente afirmarse en la vía que posibilite la construcción de una nueva opción política, que en el contexto nacional tiene una reserva importante en la gente que asumió un voto militante por el desplazamiento del peledeismo, motivado en ideas.
Se puede afirmar sin equívocos que el régimen instaurado por el PLD-Leonel-Danilo reivindicó los 12 años balagueristas en materia de corrupción cuando “llevaron a cabo la más atrevida, inescrupulosa y escandalosa práctica de acumulación de riquezas sobre la base del erario”.
No es ocioso recordarlo: Leonel y su grupo son continuidad de Danilo y PLD: “Los casos Sun Land, aviones tucanos; “el aduanazo de Santiago en el año 2010”; las dudosas ejecutorias de Diandino Peña, en OPRET, encargada de la construcción del Metro en Santo Domingo; el “hoyo fiscal” realizado por el gobierno de Leonel Fernández para financiar la campaña electoral del 2012 a favor del candidato Danilo Medina”, y muchos otros así lo confirman.
Trabajar con firmeza bajo la divisa Ni continuismo ni retroceso, impulsando una opción electoral diferenciada del partidismo tradicional, ofrece la posibilidad de intervenir desde los intereses nacionales y populares en la coyuntura y más allá. Eso es actuar con sentido de oportunidad y responsabilidad histórica.
Fuente: Periódico LUCHA del PCT. Santo Domingo, RD. Junio 2023. Edición No. 410. Pág. 06.