TOKIO (AP) — Los japoneses acudieron a las urnas el domingo a la sombra del asesinato del ex primer ministro Shinzo Abe , quien fue baleado mientras pronunciaba un discurso de campaña. El partido gobernante de Abe parecía estar navegando hacia una gran victoria.
Mientras la gente votaba, la policía en el oeste de Japón envió al presunto asesino a la oficina de los fiscales locales para una mayor investigación. Un día antes, un alto funcionario de la policía regional reconoció posibles fallos de seguridad que permitieron al atacante acercarse tanto y disparar una bala contra el aún influyente exlíder japonés.
En un país que aún se está recuperando de la conmoción, la tristeza y el miedo del tiroteo de Abe, el primer ex líder o líder en funciones asesinado en el Japón de la posguerra, comenzaron las votaciones para la mitad de la cámara alta, la menos poderosa del parlamento bicameral de Japón.
Abe recibió un disparo en Nara el viernes y fue trasladado en avión a un hospital, pero murió por la pérdida de sangre. La policía arrestó a un ex miembro de la marina japonesa en el lugar. La policía confiscó un arma casera y más tarde se encontraron varias más en su apartamento.
El presunto atacante, Tetsuya Yamagami, dijo a los investigadores que actuó debido a la supuesta conexión de Abe con una organización que le molestaba, dijo la policía, pero que no tenía ningún problema con la opinión política del exlíder. El hombre había desarrollado odio hacia un grupo religioso por el que su madre estaba obsesionada y que llevó a la bancarrota a un negocio familiar, según informes de los medios, incluidos algunos que identificaron al grupo como la Iglesia de la Unificación.
El cuerpo de Abe, en un coche fúnebre negro acompañado por su esposa, Akie, regresó a su casa en el exclusivo Shibuya de Tokio, donde muchos dolientes, incluido el primer ministro Fumio Kishida y altos funcionarios del partido, rindieron homenaje. Su velorio y funeral se esperan para los próximos días.
El jefe de policía de la prefectura de Nara, Tomoaki Onizuka, dijo el sábado que el asesinato de Abe fue el «mayor arrepentimiento» en sus 27 años de carrera. Dijo que los problemas con la seguridad eran innegables, que se tomó el tiroteo en serio y que revisará los procedimientos de vigilancia.
El asesinato de Abe antes de las elecciones parlamentarias del domingo conmocionó a la nación y planteó dudas sobre si se proporcionó seguridad adecuada al ex primer ministro.
Algunos observadores que vieron videos del ataque notaron una falta de atención en el espacio abierto detrás de Abe mientras hablaba.
Los expertos también dijeron que Abe era más vulnerable parado en el nivel del suelo en lugar de encima de un vehículo de campaña, un estándar para los políticos de primer nivel, pero según los informes, esa opción no estaba disponible debido a su visita apresurada a Nara.
Mitsuru Fukuda, profesor de gestión de crisis en la Universidad de Nihon, dijo que se vio a la policía enfocándose hacia el frente y prestando poca atención a lo que había detrás de Abe, y señaló que el sospechoso se acercaba al exlíder sin ser notado hasta que disparó el primer tiro.
“Claramente hubo problemas”, dijo Fukuda.
El primer disparo falló por poco a Abe y golpeó un vehículo electoral. El segundo que entró desde la parte superior de su brazo izquierdo dañó la arteria de su cuello, causando una hemorragia masiva y la muerte.
Fukuda dijo que las campañas electorales brindan una oportunidad para que los votantes y los políticos interactúen porque el «terrorismo político» era extremadamente raro en el Japón de la posguerra. Es un proceso democrático clave, pero el asesinato de Abe podría generar una seguridad más estricta en eventos concurridos como campañas, juegos deportivos y otros.
El sábado, cuando los líderes de los partidos salieron para sus últimas apelaciones bajo seguridad reforzada, no hubo más toques de puño, una alternativa a los apretones de manos de la era COVID-19, u otros gestos amistosos de proximidad que solían disfrutar.
Después del asesinato de Abe, la elección del domingo tuvo un nuevo significado, con todos los líderes políticos enfatizando la importancia de la libertad de expresión y su promesa de no retroceder ante la violencia contra la democracia.
“Nos negamos rotundamente a permitir que la violencia bloquee la libertad de expresión”, dijo Kishida en su último mitin en la ciudad norteña de Niigata el sábado en medio de medidas de seguridad reforzadas. “Debemos demostrar que nuestra democracia y nuestra elección no retrocederán a la violencia”.
Según el periódico Asahi, Yamagami era un trabajador contratado en un almacén en Kioto, operando una carretilla elevadora. Fue descrito como una persona tranquila al principio, pero comenzó a ignorar las reglas que lo llevaron a peleas con sus colegas, luego comenzó a faltar al trabajo y renunció en abril citando problemas de salud. Un vecino de al lado en su apartamento le dijo a Asahi que nunca conoció a Yamagami, aunque recordó haber escuchado ruidos como el uso de una sierra varias veces a altas horas de la noche durante el último mes.
Japón es conocido por sus estrictas leyes sobre armas . Con una población de 125 millones, tuvo solo 21 casos penales relacionados con armas en 2020, según el último documento criminal del gobierno. Sin embargo, los expertos dicen que algunos ataques recientes involucraron el uso de artículos de consumo como gasolina, lo que sugiere un mayor riesgo de que la gente común se vea envuelta en ataques masivos.
Si bien las encuestas de los medios habían pronosticado una gran victoria para el gobernante Partido Liberal Democrático en medio de una oposición fracturada y débil, una ola de votos de simpatía por el asesinato de Abe podría traer una victoria mayor que la modesta meta de Kishida de ganar la mayoría en la cámara.
Incluso después de dejar el cargo de primer ministro en 2020, Abe fue muy influyente en el PLD y encabezó su facción más grande. Su ausencia podría cambiar el equilibrio de poder en el partido gobernante que ha gobernado casi ininterrumpidamente el Japón de la posguerra desde su fundación en 1955, dicen los expertos.
“Esto podría ser un punto de inflexión” para el PLD sobre sus políticas divisivas sobre igualdad de género, matrimonios entre personas del mismo sexo y otros temas a los que se han resistido los ultraconservadores respaldados por Abe con valores familiares paternalistas, dijo Fukuda.
Es poco probable que cambie la actual postura diplomática y de seguridad de Japón porque Abe ya había realizado cambios fundamentales. Sus puntos de vista ultranacionalistas y sus medidas políticas realistas lo convirtieron en una figura divisiva para muchos , incluso en Corea y China.
Abe renunció hace dos años culpando a una recurrencia de la colitis ulcerosa que había tenido desde que era un adolescente. Dijo que lamentaba haber dejado muchos de sus objetivos sin terminar, incluido el tema de los japoneses secuestrados hace años por Corea del Norte , una disputa territorial con Rusia y una revisión de la constitución de renuncia a la guerra de Japón que muchos conservadores consideran una humillación debido al escaso apoyo público.
Abe fue preparado para seguir los pasos de su abuelo, el ex primer ministro Nobusuke Kishi. Su retórica política a menudo se centró en hacer de Japón una nación «normal» y «hermosa» con un ejército más fuerte a través de una alianza de seguridad con los Estados Unidos y un papel más importante en los asuntos internacionales.
Se convirtió en el primer ministro más joven de Japón en 2006, a los 52 años. Pero su primer período demasiado nacionalista terminó abruptamente un año después, también debido a su salud, lo que provocó seis años de cambio de liderazgo anual.
Regresó al cargo en 2012, prometiendo revitalizar la nación y sacar su economía de su estancamiento deflacionario con su fórmula «Abenomics», que combina estímulo fiscal, flexibilización monetaria y reformas estructurales. Ganó seis elecciones nacionales y construyó un control sólido como una roca sobre el poder.
