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El suicidio utilizado para perseguir al nacionalismo popular

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ANÁLISIS /

Ocho años de la muerte del fiscal Nisman /

El-Argentino-Jorge-Elbaum

Por Jorge Elbaum

La causa por el suicidio de Natalio Alberto Nisman sigue “planchada” por uno de los jueces que participaron en la obscena reunión de lago Escondido. El magistrado se llama Julian Ercolini. Es uno de los socios estratégicos de Clarín. Esa afinidad explica porqué la causa no avanza ni retrocede. Es simple: la utilizan en forma reiterada para agigantar el  fantasma del arma homicida, que nunca existió.

Durante estos ocho años ha quedado en evidencia que la muerte del entonces fiscal continúa siendo utilizada para engañar a la opinión pública mediante una campaña artera y desembozada de mentiras y acusaciones falsas.

La causa del indudable suicidio del fiscal le permitió al macrismo ganar las elecciones por apenas dos puntos en 2015. La investigación inicial gestionada por la fiscal Viviana Fein, se orientaba claramente a dictaminar el suicidio cuando en forma presurosa –gracias a la tarea de Patricia Bullrich y sus gendarmes aliados– le quitaron la causa y la depositaron en manos de los amigos cambiemitas de Comodoro Py.

La operación Nisman fue utilizada para demonizar al entonces oficialismo durante todo el 2015 y se constituyó en el paradigma del  “lawfare”, el nuevo modelo de criminalización de la política con el que se arman los golpes de Estado, en articulación con embajadoras extranjeras y medios hegemónicos.

En el armado de la fantasmagoría relativa al asesinato tuvo un rol preponderante la DAIA, la institución que expresa a la derecha de la colectividad judía local, cuyo máximo referente es Waldo Wolff, quien acaba de abandonar su banca de diputado electo por la Provincia de Buenos Aires para sumarse a las huestes larretistas.

Luego de fungir como panelista televisivo y de desempeñarse como ladero de Patricia Bullrich durante los últimos tres años dejó de ser bonaerense y se reconvirtió en Secretario de Asuntos Públicos, función en la que –se anunció– será encargado de fortalecer la comunicación de las actividades de gestión pública del Gobierno de la Ciudad.

La DAIA –y Waldo Wolff como actor principal– fue responsable de la muerte de Héctor Timerman. La denuncia por el memorándum –presentada originalmente por Nisman– le impidió al ex canciller darle continuidad al tratamiento oncológico que estaba realizando en el exterior. Esa mácula sangrienta, sustentada en una falta absoluta de compasión, nunca podrá ser superada: sus dirigentes cargaran hasta su muerte con ese categórico crimen.

La DAIA siempre ha tenido la complicidad de las corporaciones mediáticas mafiosas. Con ese objetivo instalan la falaz idea de que  son la representación de la totalidad de la colectividad judía, cuando solo expresan a los sectores más reaccionarios. La contracara de la DAIA, el Llamamiento Argentino Judío ha dejado en claro en estos ocho años que posee una visión antagónica a la DAIA y que se posiciona junto a las organizaciones populares que enfrentan a la oligarquía y que bregan por una democracia inclusiva con protagonismo de las mayorías sociales.

Nisman se suicidó. Y Ercolini –junto con el fiscal Eduardo Taiano– socios de la DAIA, de los supremos y de Clarín tendrán que dar explicaciones, tarde o temprano, a la sociedad que engañaron.

 

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