InicioARTE Y CULTURAEstética del lenguaje en “Archipiélago inverosímil” (1 de 3)

Estética del lenguaje en “Archipiélago inverosímil” (1 de 3)

-

 

 

Por Simeón Arredondo*

 

Recientemente la prestigiosa editorial Isla Negra publicó el libro “Archipiélago inverosímil, antología de poetas dominicanos en Europa”, que incluye a 17 poetas dominicanos que en este momento tienen establecidas sus respectivas residencias en diferentes países del continente europeo.

 

Bajo la compilación de Fausto A. Leonardo Henríquez, Mayobanex Pérez y Daniel Tejada, la edición contó con la participación de la Asociación Cultural y de Cooperación al Desarrollo Biblioteca República Dominicana (ACUDEBI), entidad cultural sin ánimo de lucro establecida en Madrid, España, desde el año 2008.

ACUDEBI continúa cumpliendo con sus propósitos de  “dar a conocer el acervo cultural literario de la República Dominicana…” “fomentar la lectura de autores y libros dominicanos entre los miembros de la comunidad dominicana” y “fomentar la difusión y conocimiento del libro de autores dominicanos”.

 

He tenido el honor de ser incluido entre los 17 escritores que componen esta muestra poética de la patria de Pedro Mir, distinción que desde aquí valoro y agradezco tanto a ACUDEBI como a Editorial Isla Negra.

 

Ahora me propongo hacer un breve análisis de la obra refiriéndome sólo a los demás 16 antologados (pues no voy a analizar mi propia participación), en aras de llevar al lector una opinión concreta del valor de esta publicación.  Hay un sinnúmero de perspectivas desde las que se puede enfocar el texto, sin embargo, lo haré principalmente desde el punto de vista de la estética del lenguaje.

 

Recordemos que son seis las funciones del lenguaje.  La función fática, a la que acudimos para iniciar una conversación. La función expresiva, utilizada  para expresar sentimientos o emociones. La función referencial, que se encarga de  transmitir información de forma objetiva.  La conativa, generalmente empleada en mandatos.  La metalingüística, para hablar del propio lenguaje. Y tenemos la función poética del lenguaje, encargada de destacar su belleza. Es la que conduce a los aspectos concernientes a la estética.

 

En consecuencia, es evidente que la función poética del lenguaje es la predominante en “Archipiélago inverosímil”, y que estará presente a lo largo de este análisis, en el que habrá de destacarse la cantidad y diversidad de figuras literarias que engalanan al texto.

 

La diversidad de figuras literarias es uno de los rasgos distintivos de la obra objeto de este estudio, en la que se observa algo así como un festival de estos recursos que desfilan entre versos y entre prosas, unas veces con sigilo, otras sin disimulo, dando a la obra una colorida y natural expresividad.

 

Ana María Céspedes Calderón, Marielys Duluc, Roberto García, Alejandro González Luna, Farah Hallal, Fausto A. Leonardo Henríquez, Sol Lora, Mayobanex Pérez, Altagracia Pérez Pytel, Leonardo Reyes Jiménez, Nelson Ricart Guerrero, Bernardo Silfa Bor, Rosa Silverio, José Sirís, Daniel Tejada y Karlina Veras Read, manejan con notable nivel de conciencia literaria un conjunto de giros creativos contenidos en los poemas que se exponen en la referida antología.

 

Esos giros, cuya principal misión es ornamentar las palabras usadas por los poetas, se reflejan en forma de figuras literarias. Personificación, símil, anáfora y metáfora (esta última, con frecuencia en forma de alegoría) saltan a la vista a lo largo del libro. Son figuras usadas por casi todos los autores, en algunos casos podría decirse que a borbotones.

 

Pero también son muy frecuentadas otras figuras, que de normal son menos comunes.  Entre éstas se destacan la antítesis (muchas veces en forma de oxímoron), la aliteración, el polisíndeton y el asíndeton. Apóstrofes, paradojas, hipérboles y onomatopeyas, entre otras, también dan vida y elegancia al texto.

 

En el poema “Miedo”, por ejemplo, de Ana María Céspedes Calderón, la autora logra una perfecta combinación entre metáfora, personificación y símil.

 

MIEDO

 

“Amaneció entre brumas su última alegría

Los ecos llaman a muerte

Insondable dolor presagiando tormenta

como ráfagas de viento me invade

colándose por las rendijas de mi alma

¿Dónde está la paz, la antigua sonrisa de sus ojos?

Hoy, como brasas de hoguera entre sombras, asechan

oscuros como su propia existencia”.

 

Ana María Céspedes Calderón.

 

Del mismo modo, Daniel Tejada, en su poema “Aire” consigue combinar elegantemente anáfora, metáfora, personificación, paradoja y aliteración.

 

AIRE

 

“Porque al fin es el aire

el que penetra mis carnes

y las tuyas,

y nos confabula con la vida.

 

Porque al fin es el aire el culpable en su inocencia,

de poblar tu cuerpo y tus venas,

de impulsar tu sangre y tus pasos,

de traer tu voz

cuando sale cantarina y siempre,

cuando mi nombre nombras.

 

(…)

 

Porque al fin es el aire,

el que levantará mis huesos hechos cenizas,

y yo hecho vestigio, poblaré tu casa y tus cosas,

y las que mías fueron,

y tú, mi insistencia de inmundicia

esparcirás un sábado cualquiera,

con tu plumero de rosa tintado,

y jamás sabrás de mi presencia,

y me sorprenderá liviano otra vez el aire,

y me regresará a su invisible aliento,

y con él sumaré mis despojos polvorientos,

a otros restos, de otros seres olvidados”.

 

Daniel Tejada.

 

En la siguiente entrega analizaremos otros aspectos de interés presentes en la obra concernientes a la estética del lenguaje.

*Poeta y escritor dominicano residente en España

simeonarredondo@gmail.com

Related articles

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Stay Connected

0SeguidoresSeguir
3,912SeguidoresSeguir
21,800SuscriptoresSuscribirte

Latest posts