Cuánto tiene un pueblo que padecer por la culpa de un tirano!
Marina Ginestá Coloma, nació en Toulousse, al igual que su hermano Albert, debido a que su padre Bruno Ginestá, estaba exiliado por razones políticas, fue uno de los secretarios generales del Sindicato de Unión General de Trabajadores en la guerra civil, su madre, Amparo Coloma encabezó la delegación española a un congreso internacional de mujeres, su abuelo era un activo y apasionado militante, su abuela Micaela Chalmeta, famosa precursora del cooperativismo y feminismo en Cataluña, designaron una calle en Barcelona con su nombre.
Marina y su hermano fueron francófilos toda su vida. Llega a Barcelona con apenas diez años, la familia acoge con entusiasmo la II República en 1931 y la victoria del Frente Popular Español en febrero de 1936.
Marina tuvo un papel muy activo durante la guerra civil y estuvo presente en los combates de la Plaza de Cataluña donde cayó uno de sus amigos Pere Plá. Es después de esas jornadas de julio de 1936 cuando posa vestida de miliciana con su fusil al hombro para la foto que le hiciera Hans Gutmann (Joan Guzmán) que se ha convertido en un ícono, apenas contaba diecisiete años, era miembro del PSUC que la llevó a ser interprete de francés de Mijail Koltov, agente especial de Stalin en España y corresponsal de Pravda.
Huye a Francia, en el camino casi pierde un brazo, es evacuada por el Servicio de Emigración de Refugiados Españoles – SERE – y llega a Puerto Plata.
Es bueno consignar que en un intervalo de ocho meses, entre el 7 de noviembre de 1939 hasta junio de 1940 llegaron unos 3,150 españoles, quienes en su casi totalidad se fueron hacia México, Venezuela, Cuba, Puerto Rico y Estados Unidos.
Trujillo, además de sus pretensiones de querer ‘blanquear la raza’, creía que eran labriegos y les llevó a colonias agrícolas en Dajabón, en Medina y en Pedro Sánchez. Los españoles que quedaron (en 1945, unos 300 de los 3,150) eran intelectuales que aportaron grandemente al desarrollo de la conciencia social de los obreros, en su mayoría eran políticos con un elevado nivel de desarrollo conceptual; de igual manera en el ámbito cultural, las artes plásticas y la música tuvieron un gran impulso: la Universidad de Santo Domingo contó con profesionales de gran talento en distintas disciplinas, surgió la Escuela de Sociología, etc.
En el buque que vino al país conoció a Manuel Periañez Martin, se casaron y se van a San Pedro de Macorís, a desempeñarse como contable en el Ingenio Consuelo, ella se dedica a viajar por todo el país buscando fondos para la Cruz Roja soviética y mostrando una película sobre el papel del ejército ruso como aliado de los Estados Unidos en la guerra.
Marina conoce a fondo la tiranía de Trujillo y le sirve de inspiración para escribir su primera novela ‘Les antipodes’ en los años 70. Es autobiográfica y de ficción, llega a la ciudad de San Pedro de Macorís a matar mosquitos, Mosquitisol, así se llamaba cuando era una aldea.
Vamos a hacer un ejercicio imaginativo y comprender el gran sufrimiento de esta joven mujer cuya vida le cambió tan drásticamente en la década de 1940:
‘Ya no era la Legión Cóndor, ya no eran los bombardeos de Barcelona: la Guerra Civil se había perdido… se despertaba refugiada en los trópicos, los aviadores eran aquí solo mosquitos. Había zumbidos toda la noche…recoser la mosquitera y esperar al cartero…’
‘hacer una vida de feto o de larva’.
Surgen nuevos escenarios ante sus ojos:
‘la silla de paja ante el fogón de carbón de leña…el canto del gallo a las cinco… las bombillas eléctricas apagadas por temor al gasto y a los mosquitos, una débil lámpara de aceite bajo la estampa religiosa… en la oscuridad, enjambres enteros de luciérnagas revolotean palpándose mutuamente las antenas…un cocuyo atravesando la noche como una estrella fugaz…los vendedores ambulantes pasan por delante de la casa, gritan y venden …verduras, pollos, carbón de leña… la llegada de gatos para empezar la obra…’
‘Los gatos atigrados eran los presos de la Fortaleza Libertador, vestidos con chaquetas y pantalones con grandes rayas horizontales…eran jóvenes, la mayoría de piel muy oscura … para construir la casa de la querida del capitán Dieguez… Eran vigilados por el contramaestre sentado en un montón de piedras, con el Máuser a su lado, con un sombrero de fieltro de aspecto canadiense…’
Mientras está a la espera de las cartas de México, tiene que aprender a ganarse la vida, hubo de vender sus joyas, hacer de costurera… dulce de guayaba… apenas he leído el primer capítulo. Te invito a leer Las antípodas, un viaje al pasado para que no se olvide.
Interesante obra, dedicada póstumamente a su compatriota malogrado Jesús de Galindez, refiere hechos que acontecieron al ilustre profesor arqueólogo intelectual Dato Pagán Perdomo cuando era maestro en San Pedro de Macorís.
Esta novela fue publicada por el Archivo General de la Nación, en 2021. Agradecida al Sr. Vilchez, por la donación de esta obra.