Gladys y Nelson González, una pareja colombiana, fueron deportados a Colombia después de haber residido en Estados Unidos durante 35 años. La detención ocurrió el 21 de febrero de 2025, cuando acudieron a una cita rutinaria con las autoridades migratorias. A pesar de no tener antecedentes criminales y haber criado a tres hijas ciudadanas estadounidenses, fueron trasladados a varios centros de detención antes de ser deportados el 18 de marzo.
La familia González intentó regularizar su situación migratoria sin éxito, enfrentando un proceso complejo que incluyó apelaciones ante diversas instancias judiciales. Tras su deportación, sus hijas iniciaron una campaña en GoFundMe, recaudando más de $62,000 para apoyar el nuevo comienzo de sus padres en Colombia.
Este caso refleja la estricta política de deportaciones implementada por la administración de Donald Trump, que ha afectado a numerosas familias inmigrantes en situaciones similares.
La deportación ha tenido un impacto profundo en la familia González. Sus hijas, Stephanie (27), Gabby (23) y Jessica (33), todas ciudadanas estadounidenses, han expresado su conmoción y tristeza, especialmente considerando que sus padres recientemente se convirtieron en abuelos.
En un esfuerzo por apoyar a Gladys y Nelson, las hijas lanzaron una campaña en GoFundMe (GoFundMe), recaudando más de $62,000 de más de 500 donantes para ayudar a sus padres a reconstruir sus vidas en Colombia.
En una actualización del 20 de marzo de 2025, las hijas agradecieron el apoyo y confirmaron que sus padres llegaron juntos a Colombia, expresando su intención de ayudarlos a adaptarse y explorar opciones para traerlos de vuelta en el futuro.
Este caso refleja el costo emocional y financiero de las deportaciones, no solo para los deportados, sino también para sus familias en EE. UU. Las hijas han descrito la experiencia como un «pesadilla», destacando la dificultad de despedirse y la incertidumbre de un futuro separado.
LRS
