Trump amenaza con cortar comercio de aceite de cocina con China tras boicot a la soya
Pekín responde: “No hay ganadores en una guerra comercial”; los mercados tiemblan y el petróleo vegetal entra en la geopolítica
Por TeclaLibre Digital | Redacción Internacional
Washington–Pekín, 15 de octubre de 2025
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, declaró este martes que su gobierno está “considerando poner fin a ciertos lazos comerciales con China”, específicamente en lo relacionado con el aceite de cocina, en respuesta a la decisión de Pekín de dejar de comprar soya estadounidense, acción que calificó de “acto económicamente hostil”.
“China ha dejado deliberadamente de comprar nuestra soya, causando dificultades a nuestros productores. Estamos considerando poner fin al comercio con ellos en materia de aceite de cocina y otros productos como represalia”, escribió el mandatario en su red Truth Social.
La reacción de los mercados fue inmediata: en menos de diez minutos, los principales índices bursátiles estadounidenses perdieron cerca de 450.000 millones de dólares. El S&P 500 cerró con una baja de 0,2 % y el Nasdaq Composite cayó 0,8 %, tras una jornada marcada por oscilaciones extremas.
La raíz del conflicto: soya, biocombustibles y simbolismos
Aunque parezca trivial, el aceite de cocina no es un asunto menor. Gran parte del comercio entre ambas potencias gira en torno al aceite usado (UCO), empleado para producir biocombustibles como el diésel renovable.
Las importaciones estadounidenses de UCO procedentes de China habían alcanzado un máximo histórico en 2024, pero cayeron 65 % en 2025 por recortes de subsidios chinos y nuevas barreras estadounidenses. Analistas señalan que la amenaza de Trump tiene más valor político que económico, al tratarse de un comercio ya reducido.
“El impacto es más simbólico que real”, afirmaron analistas citados por Reuters, recordando que Trump busca enviar un mensaje político doméstico, más que alterar de raíz el comercio energético global.
China responde: “No hay ganadores en una guerra comercial”
La respuesta de Pekín fue inmediata, pero medida.
El Ministerio de Comercio chino reiteró que “no hay ganadores en una guerra comercial” y llamó a Washington a resolver las diferencias mediante el diálogo y el respeto mutuo.
Un portavoz del gobierno, Lin Jian, declaró que China “defenderá firmemente sus derechos e intereses legítimos” y que cualquier acción unilateral “solo dañará la confianza entre ambas economías”.
Aunque sin mencionar directamente a Trump, Beijing advirtió que está preparado para responder proporcionalmente si Estados Unidos escala las medidas.
Voceros oficiales también minimizaron el impacto: “El comercio de aceite usado con Estados Unidos ya es pequeño. Nuestros productores están diversificando mercados en Europa y el Sudeste Asiático”, citó el diario Daily Sabah.
Sacudida bursátil y reacciones corporativas
La tensión afectó los mercados globales.
Mientras las tecnológicas caían, empresas agrícolas como Bunge Global y Archer Daniels Midland subieron en bolsa, anticipando un impulso a la producción interna de aceite vegetal y biocombustibles.
La medida, sin embargo, podría encarecer los insumos agrícolas y afectar a los productores estadounidenses de biocombustibles, que dependen parcialmente de las importaciones chinas de aceite usado para sus refinerías.
Interpretación: Trump juega para su base; China apuesta a la resistencia
Para Trump, el movimiento busca reafirmar su imagen de defensor del productor estadounidense, presionado por el boicot chino a la soya y las críticas internas sobre su política agrícola.
Al atacar un rubro “menor”, evita afectar sectores tecnológicos o financieros de gran peso.
Para China, la estrategia es mantener la calma y proyectar estabilidad: no responder con ataques verbales, sino con una narrativa de prudencia, presentándose como potencia madura ante un EE. UU. impredecible.
Escenarios posibles
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Escalada limitada: Washington podría imponer aranceles simbólicos adicionales al aceite usado; Pekín respondería con medidas equivalentes sobre bienes agrícolas.
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Retorno al diálogo: ambas partes podrían aprovechar la próxima reunión Trump-Xi para bajar tensiones.
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Efecto boomerang: un error de cálculo podría afectar otras áreas sensibles —tecnología, energía, o minerales críticos—, transformando una disputa simbólica en una guerra comercial total.
Conclusión TeclaLibre
Trump vuelve a usar el comercio como arma política, pero esta vez el “aceite de cocina” se convierte en metáfora del aceite que alimenta la maquinaria electoral: ruido, dramatismo y patriotismo económico.
China, en cambio, aceita su estrategia de resistencia, apostando al tiempo y a la fatiga del adversario.
Mientras tanto, el mundo observa cómo el mercado de los biocombustibles y la soya vuelve a ser rehén del choque entre las dos mayores economías del planeta.
-Luis Rodriguez Salcedo para TeclaLibre-
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