Sudiksha Konanki, una estudiante de 20 años de la Universidad de Pittsburgh, desapareció en la madrugada del 6 de marzo de 2025 en la playa del Hotel Riu República, en Punta Cana, República Dominicana, mientras disfrutaba de sus vacaciones de primavera junto a un grupo de amigas.
Joshua Steven Ribe, un joven estadounidense de 24 años originario de Iowa, ha sido identificado como la última persona que estuvo con ella antes de su desaparición. Las autoridades dominicanas lo han interrogado como parte de la investigación, que cuenta con la colaboración del FBI y otras entidades internacionales debido a la gravedad del caso y la presión de la familia de Konanki.
Sudiksha llegó a Punta Cana el 3 de marzo con cinco amigas. En la madrugada del 6 de marzo, tras una noche en la discoteca del hotel, un grupo que incluía a Konanki, sus amigas y otros individuos, entre ellos Ribe, se dirigió a la playa alrededor de las 4:15 a.m. Las cámaras de seguridad captaron al grupo en ese momento. A las 4:55 a.m., la mayoría de los acompañantes regresaron al hotel, dejando a Konanki y Ribe solos en la playa. Ribe fue visto saliendo de la playa a las 9:55 a.m., pero Konanki no regresó. Su desaparición fue reportada oficialmente por sus amigas a las 4:00 p.m. de ese día, tras regresar de una excursión y notar su ausencia.
La ropa de Konanki fue encontrada en una tumbona en la playa, sin signos de violencia aparente, lo que ha generado múltiples hipótesis: desde un posible ahogamiento hasta un secuestro o un acto deliberado. Las autoridades dominicanas inicialmente se inclinaron por la teoría del ahogamiento, pero la familia y algunos investigadores externos cuestionan esta versión, exigiendo una indagación más amplia.
Joshua Steven Ribe, estudiante universitario y ex-luchador de secundaria, ha sido interrogado varias veces, incluyendo una sesión documentada el 12 de marzo de 2025 por el Ministerio Público en Verón, Punta Cana. Durante estas entrevistas, Ribe ha proporcionado al menos tres versiones distintas de los hechos, lo que ha levantado sospechas entre las autoridades y la familia de Konanki:
- Primera versión: Declaró que él y Konanki nadaban en el mar cuando una ola fuerte los golpeó. Él sintió ganas de vomitar, salió del agua, se durmió en la playa y al despertar no la vio. Según esta narrativa, el agua le llegaba a Konanki solo hasta las rodillas cuando la vio por última vez.
- Segunda versión: Mencionó que tras ser sorprendidos por la ola, logró regresar a la orilla, pero no especificó qué hizo inmediatamente después, salvo que se quedó dormido y no supo más de ella.
- Tercera versión (implicada en reportes): En algunos relatos posteriores, sugirió que ambos estaban ebrios, lo que podría haber afectado su memoria o percepción de los eventos, aunque no ha sido consistente en este punto.
Estas inconsistencias han sido un foco de atención. Mientras las autoridades dominicanas han señalado que las diferencias podrían deberse a problemas de traducción o al estado emocional de Ribe, la familia de Konanki y algunos medios sugieren que podría estar ocultando información. En el interrogatorio del 12 de marzo, Ribe se negó a responder preguntas específicas sobre la desaparición cuando se le presionó por detalles concretos, lo que ha alimentado las sospechas, como se refleja en posts de X que cuestionan su comportamiento.
Cronología y oportunidad: Hay un lapso de casi cinco horas (de 4:55 a.m. a 9:55 a.m.) en el que Ribe estuvo solo en la playa o sus alrededores, según las cámaras. Esto plantea preguntas sobre qué ocurrió durante ese tiempo. Su explicación de haberse dormido tras nadar y vomitar parece poco convincente para algunos, dado el contexto de una desaparición en un lugar turístico concurrido.
Inconsistencias en el testimonio: Las tres versiones de Ribe varían en detalles clave, como su estado físico y lo que hizo tras salir del agua. Esto podría indicar confusión por consumo de alcohol, como él mismo ha insinuado, o un intento de encubrir algo más. La falta de claridad sobre por qué no reportó la ausencia de Konanki inmediatamente también es problemática.
Evidencia física: La ausencia de Konanki y el hallazgo de su ropa sin signos de lucha no descartan un ahogamiento, pero tampoco lo confirman. Si una ola la hubiera arrastrado, como sostiene Ribe, el cuerpo podría haber aparecido en la costa, algo que no ha ocurrido hasta el 14 de marzo de 2025. Esto refuerza las teorías alternativas de secuestro o intervención humana.
Presión investigativa: La participación del FBI y la Embajada de India, junto con el despliegue de drones, helicópteros y unidades caninas, indica que las autoridades no están plenamente convencidas de la hipótesis del ahogamiento. La retención del pasaporte y celular de Ribe (pendiente de autorización para su revisión) sugiere que sigue siendo una persona de interés, aunque no un sospechoso formal.
El caso tiene similitudes con desapariciones previas en destinos turísticos, como el de Natalee Holloway en Aruba en 2005, donde las versiones iniciales de testigos clave también fueron cuestionadas. La narrativa oficial dominicana del ahogamiento podría ser una conclusión prematura para proteger la imagen turística del país, algo que la familia de Konanki y algunos observadores externos rechazan. La falta de cámaras en la playa misma limita la capacidad de corroborar o refutar el relato de Ribe, dejando un vacío que solo su testimonio llena parcialmente.
Por otro lado, las inconsistencias de Ribe no necesariamente implican culpabilidad. Podrían reflejar un estado de embriaguez o pánico tras perder de vista a Konanki, pero su reticencia a responder preguntas específicas en el interrogatorio del 12 de marzo y el retraso en reportar el incidente (hasta las 4:00 p.m.) generan dudas legítimas. La presión mediática y la angustia de la familia, que llegó a Punta Cana el 7 de marzo y ha presentado una denuncia contra Ribe, también podrían estar influyendo en cómo se percibe su rol.
El interrogatorio de Joshua Steven Ribe no ha esclarecido qué pasó con Sudiksha Konanki. Su testimonio, plagado de versiones cambiantes y silencios selectivos, mantiene abiertas todas las posibilidades: un accidente trágico, un acto deliberado o una situación intermedia. La investigación sigue en curso, pero hasta que haya evidencia física concluyente —como el cuerpo de Konanki o grabaciones adicionales— o Ribe ofrezca una narrativa coherente y verificable, el caso permanecerá envuelto en misterio. Las autoridades deben profundizar en el análisis forense del celular de Ribe y explorar más allá de la playa, mientras la familia y la comunidad internacional exigen respuestas que, por ahora, no llegan.
LRS