Miguel Ángel Bissié Romero, el último sobreviviente del grupo que participó en el magnicidio del dictador Rafael Leónidas Trujillo el 30 de mayo de 1961, falleció a los 90 años. De origen español, Bissié Romero jugó un papel clave en la conspiración gracias a su amistad y relación familiar con Antonio de la Maza Vásquez, uno de los principales líderes de la gesta. En reconocimiento a su contribución histórica, recibió la nacionalidad dominicana y fue exaltado al Templo de la Fama de la provincia Espaillat.
Su participación en la histórica conspiración incluyó tareas logísticas fundamentales. Fue el encargado de recortar los cañones de las escopetas utilizadas en el asesinato de Trujillo, así como de fabricar placas de identificación vehicular falsas que permitieron despistar a las fuerzas de seguridad del régimen. Además, Bissié Romero almacenó en su casa armas, municiones y fusiles, asumiendo el riesgo de trasladarlos al lugar desde donde partiría el grupo hacia la acción definitiva.
En entrevistas realizadas años después, Bissié Romero describió el clima de terror que vivió la República Dominicana durante la dictadura. Relató cómo el Servicio de Inteligencia Militar, liderado por Johnny Abbes, utilizaba vehículos Volkswagen conocidos como “cepillos” para infundir miedo en la población. Según explicó, estos autos avanzaban lentamente, emitían ruidos intimidantes y contaban con antenas diseñadas supuestamente para espiar conversaciones, creando un ambiente de paranoia colectiva.
Bissié Romero llegó al país a los 27 años y encontró un pueblo marcado por el sufrimiento y la represión. A pesar de haber sobrevivido tanto al régimen franquista en España como al trujillista en República Dominicana, eligió este último como su hogar definitivo. Se casó con Lourdes Michel de Bissié y dedicó su vida a honrar la memoria de quienes lucharon contra la dictadura, integrándose plenamente a la sociedad dominicana.
Perteneció al llamado grupo de Moca, integrado por figuras históricas como Antonio de la Maza Vásquez y sus hermanos, así como otros destacados opositores al régimen. Su muerte marca el final de una generación de héroes que arriesgaron todo por la libertad del pueblo dominicano.
