El fiscal general de Estados Unidos, Merrick Garland, anunció que nombró a Jack Smith como fiscal especial para determinar si se justifican los cargos que se le imputan al expresidente Donald Trump por su presunta complicidad en la toma violenta del Capitolio. Sin embargo, en la Casa Blanca no sabían nada al respecto.
La decisión del Departamento de Justicia de Estados Unidos no pasó por el Despacho Oval. Así lo aseguró la portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre.
«No, [Biden] no sabía, no sabíamos… No nos avisaron con anticipación», reconoció la funcionaria estadounidense en conferencia de prensa.
El mismo Merrick Garland dijo que estas investigaciones «han recibido una significativa atención pública». Sin embargo, ni Biden ni su círculo cercano se enteró del paso que dieron las autoridades judiciales.
Jean-Pierre no brindó detalles sobre cuál fue la reacción del mandatario demócrata al nombramiento y remitió todas las preguntas sobre este asunto al Departamento de Justicia, comandado por Garland.
Jack Smith, el nuevo fiscal especial, conducirá parte de las indagatorias que deberán determinar si alguna persona o entidad interfirió ilegalmente en la transferencia de poder después de las elecciones presidenciales de 2020. Además, investigará el manejo de documentos y registros clasificados por parte de Trump, de acuerdo con declaraciones del fiscal general estadounidense.
El nombramiento de un funcionario especial subraya el compromiso del Departamento de Justicia del país norteamericano con la independencia, como con la rendición de cuentas en asuntos delicados, insistió Garland.
Donald Trump anunció hace unos días su intención de regresar a la Casa Blanca, por lo cual se espera que compita en las elecciones presidenciales de 2024, en las que Biden también podría participar. Sin embargo, el actual mandatario ha dicho que será hasta el otro año cuando tome una decisión oficial.
El Partido Republicano —donde milita Trump— ha superado en número al Partido Demócrata en la Cámara de Representantes. El miércoles pasado, el presidente de Estados Unidos, aceptó la derrota de su fuerza política.
Tras las elecciones legislativas del 8 de noviembre pasado, los republicanos alcanzaron los 218 escaños necesarios para obtener el control de la Cámara Baja, con lo cual podrían impedir varias de las propuestas y reformas de Biden.
Aunque los resultados finales oficiales todavía no son dados a conocer y podrían pasar semanas hasta que se conozca la verdadera configuración de la nueva Cámara de Representantes, Biden ya ha concedido la mayoría al Partido Republicano.
Para que un partido obtenga el control de este cuerpo legislativo estadounidense necesita 218 escaños; en total hay 435 lugares.