InicioCHINALAS FÁBRICAS DEL FUTURO YA ESTÁN EN CHINA

LAS FÁBRICAS DEL FUTURO YA ESTÁN EN CHINA

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-CHINA DESNUDA A OCCIDENTE: LA “HUMILLACIÓN” TECNOLÓGICA QUE VIO FORD EN LAS FÁBRICAS DEL FUTURO-

El director de Ford, Jim Farley, volvió de China con una certeza incómoda: la industria occidental se ha quedado atrás. Las fábricas chinas, automatizadas hasta la oscuridad, anticipan un mundo donde los robots son los nuevos obreros del planeta.

El viaje que cambió una narrativa
“Es la cosa más humillante que haya visto jamás”, confesó Jim Farley, director ejecutivo de Ford, tras visitar varias plantas automotrices chinas. No se refería a un problema de competencia comercial, sino a algo más profundo: el salto tecnológico de una potencia que ya no copia, sino que lidera.

Farley no está solo. Andrew Forrest, magnate australiano de la minería, y Greg Jackson, empresario británico del sector energético, coinciden en su asombro: fábricas donde las máquinas surgen literalmente del suelo y trabajan en penumbra, ensamblando autos sin intervención humana. China ha logrado lo que parecía un relato de ciencia ficción: plantas industriales que funcionan sin luces, sin obreros, sin ruido humano.

Los números de una revolución silenciosa
Según la Federación Internacional de Robótica (IFR), China instala más robots industriales que el resto del mundo combinado.
En 2024, el país sumó casi 300 000 robots nuevos, alcanzando más de dos millones en funcionamiento, lo que equivale al 54 % del total mundial.
Y mientras Occidente debate sobre cómo proteger el empleo, Beijing subsidia la sustitución masiva de trabajadores por brazos mecánicos.

El modelo “Made in China 2025” ya no es un simple plan industrial: es un manifiesto político-tecnológico. En él, la automatización es la nueva Gran Muralla, construida no con piedra, sino con algoritmos, sensores y acero inteligente.

De la fábrica oscura al mundo multipolar
El impacto va más allá de la manufactura.
China se convierte en la primera potencia del mundo en automatización aplicada, lo que redefine la economía global: produce más rápido, con menos errores, sin huelgas, sin sindicatos y con un ejército robótico que no duerme.

Mientras tanto, Estados Unidos y Europa contemplan cómo su ventaja tecnológica se desvanece.
El propio Farley admitió: “Si perdemos esta competencia, Ford no tiene futuro”.
El mensaje no es solo empresarial; es civilizatorio.

El espejo para América Latina
El fenómeno también interpela a la región.
América Latina, que durante décadas se insertó en la economía global ofreciendo mano de obra barata, enfrenta un dilema: ¿qué hacer cuando esa mano de obra ya no se necesita?
China no solo exporta productos: exporta el modelo de fábrica autónoma, el software, los sensores, los robots y la disciplina tecnológica.

En otras palabras, el dragón asiático no solo fabrica el futuro: lo programa.

El desafío de Occidente
Las declaraciones de Farley y Forrest no son una anécdota, sino una alerta.
El futuro industrial ya no se escribe en Detroit ni en Wolfsburgo, sino en Shenzhen y Shanghái. Y detrás de ese cambio late una lógica multipolar: la tecnología como nuevo campo de poder, donde quien domine la automatización controlará las cadenas de producción, el comercio y, eventualmente, la política.

China ha dejado atrás el paradigma de “la fábrica del mundo”. Ahora, quiere ser el laboratorio del mundo.
Y mientras en Occidente se discuten subsidios o se cierran plantas, en Oriente los robots no solo trabajan, sino que piensan, aprenden y corrigen sus propios errores.
Lo que Farley llamó “humillante” podría ser, en realidad, el inicio de una nueva era: la del capitalismo automatizado con acento mandarín.

-Luis Rodriguez Salcedo para TeclaLibre-

rodriguezsluism9@gmail.com      https://teclalibremultimedios.com/category/portada

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