Por Ramon Espinola
La Gobernanza Mundial: Un Antes y Después del 13 de Marzo de 1972
Hoy, 13 de marzo de 2025, se cumplen 53 años de un evento que cambió el mundo de manera irreversible.
¿Qué fue lo que cambió?
El hecho clave es que, en esta fecha, una delegación de Estados Unidos y otra de la República Popular China se reunieron en París para comenzar a concretar lo que Richard Nixon y Mao Zedong habían acordado semanas antes en Pekín.
Richard Nixon sabía que el plan que tenía entre manos sería muy efectivo a corto plazo. Su objetivo era separar a los dos gigantes del comunismo mundial, lo cual, bajo la máxima de “divide y vencerás”, se veía como una jugada maestra. Pero lo que no sabía era que estos acuerdos con China terminarían afectando de manera significativa la economía de Estados Unidos. La inflación, como por ejemplo vemos hoy dia, sería uno de los efectos secundarios. Una docena de huevos, que hace 50 años costaba solo 59 centavos, empezó a cotizarse en supermercados hasta por 16 dólares. Y no solo los huevos: la carne de res, la de cerdo y los granos subieron de precio, debido a que China comenzó a comprar entre el 18% y el 23% de estos productos de los granjeros estadounidenses. Mientras tanto, China, al mejorar económicamente, podía consumir más, lo que hizo que los precios subieran. Y así es la economía global: el progreso de unos puede implicar sacrificios para otros.
Recuerdo que era la noche del 27 de febrero de 1972, cuando Nixon estaba en Shanghái y el primer ministro de China, Zhou Enlai, se sentaba a su lado. En ese ambiente histórico, Nixon brindó y dejó claro que sabía que estaba marcando un hito en la historia cuando dijo: “Esta fue la semana que cambió el mundo”. Y sí, el mundo cambió. El bloque soviético colapsó, mientras China emergió como una superpotencia que ahora tiene presencia en todos los rincones del planeta.
El papel de Henry Kissinger: el hombre detrás de la jugada
Quizás Nixon no lo sabía en ese momento, pero, al final, lo que realmente cimentó el cambio fue la visión de Henry Kissinger, un hombre que jugó un papel crucial en todo esto. Este judío alemán, nacido en la región del Rin, muy cerca donde un siglo antes habia nacido Carl Marx, el heroe de muchos izquierdosos, fue quien convenció a los estadounidenses de que abrirle las puertas a China era una jugada estratégica de gran magnitud.
Kissinger no era un hombre deslumbrado por el poder. Recuerdo verlo en Manhattan, en una tienda llamada Zabar’s, donde compraba mariscos y quesos como cualquier persona normal. A pesar de ser uno de los hombres más influyentes del mundo, no necesitaba escoltas ni tenía aires de grandeza. Él fue quien, con gran visión geopolítica, le dijo a Nixon que, si China se integraba al sistema capitalista, sacaría a más de 700 millones de personas de la pobreza. Y que, además, China representaba un mercado enorme de 1,100 millones de consumidores, lo que beneficiaría enormemente a Estados Unidos. No se equivocó. El tiempo avaló su pensamiento: “El mejor amigo es el enemigo de mi enemigo”.
¿Por qué menciono a Kissinger? Porque sus teorías siguen siendo fundamentales en la gobernanza mundial actual. Hoy, Rusia reclama su zona de influencia en Europa, China busca consolidar su poder en el Indo-Pacífico y Estados Unidos se sigue empeñando en imponer su voluntad en Occidente. Fíjense en la reciente disputa sobre Groenlandia. ¿Podrán los Estados Unidos comprar la isla más grande del mundo? Eso está por verse, pero no será Europa quien lo impida; más bien, China y Rusia, debido a los recursos naturales y las rutas marítimas que Groenlandia controla, tendrán mucho que decir al respecto.
Un mundo que no será el mismo
El mundo de hoy ya no es el de hace 50 años, y no será el mismo dentro de 50 años. El futuro es incierto, pero hay algo claro: aquellos que no inviertan en ciencia y educación se quedarán atrás. No podemos seguir dependiendo de las remesas o del turismo; eso es solo un parche.
En la República Dominicana, por ejemplo, algunos congresistas han comenzado a decir que el Código Penal finalmente se aprobará, ahora que no hay presiones extranjeras como las que ejercía la USAID y los demócratas desde la Casa Blanca. El debate sobre temas como los derechos de género y las tres causales sigue pendiente, y las Iglesias tienen mucho que decir al respecto. Habrá que ver cómo se desarrolla esta cuestión.
En cuanto a la guerra en Ucrania, algunos países, como Francia, tienen intereses propios en que el conflicto siga. Y todo esto es parte de la compleja y cambiante dinámica geopolítica global. Nadie sabe con certeza qué pasará, pero lo que está claro es que el mundo está cambiando a gran velocidad, y los que no se adapten quedarán atrás.
Reflexión final
Lo que ocurrió el 13 de marzo de 1972 fue un hito que, aunque no se veía en ese momento, acabó por reconfigurar el panorama mundial. Aunque Nixon y Mao estaban enfocados en objetivos geopolíticos, lo que lograron al abrir las puertas de China no solo fue el inicio de una relación política y económica significativa, sino también el comienzo de una nueva era global.
Y, al final, todo esto tiene que ver con la educación y la ciencia. Los chinos, por ejemplo, pidieron a Estados Unidos que abriera sus universidades para que sus estudiantes pudieran estudiar ciencias. Y eso es lo que hizo posible que China alcanzara el nivel de desarrollo que vemos hoy.
Es una lección clara: el progreso de unos, a veces, viene a costa de otros. Pero, si sabemos aprovechar las oportunidades,el cambio puede ser para todos.