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Respuestas a inquietudes diplomáticas

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¿Cuál es el rol de la negociación, como técnica para la conciliación de intereses, en los vínculos internacionales?

En la actualidad, para la Comunidad Internacional, es un imperativo fomentar, implementar y perfeccionar, consistentes procedimientos para poder armonizar, conciliar y, asimismo, desarrollar intereses comunes entre los Estados (y de estos con otros sujetos de Derecho internacional y entre estos otros sujetos). En ese contexto, es justo reconocer el papel fundamental de la negociación en tales propósitos.

En el campo del Derecho internacional la negociación se ha establecido como el primero de los medios pacíficos de solución de controversias.

En la diplomacia, el objetivo de la negociación es, en esencia, poder obtener un resultado satisfactorio, o bien, un arreglo dignamente aceptable, para las partes involucradas (Chester Crocker).

Recuérdese, en igual dirección, que para lograr su cometido plenamente, resulta indispensable, que el proceso negociador, esté regido por el principio capital de la Buena Fe.

En las relaciones diplomáticas, la negociación es considerada “la técnica para el fomento, la protección y defensa de los intereses nacionales”.

Asimismo, la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, establece a la negociación como una de las responsabilidades básicas de la Misión de tal carácter.

El diplomático contemporáneo, por requerimientos de su labor, debe ser un excelente negociador, consecuentemente, en los Centros Académicos de las Cancillerías, cuyas enseñanzas estén enfocadas en la efectividad del ejercicio de la diplomacia y, que además, actúen en función de los intereses nacionales; en sus programas de estudios, tiene un lugar preeminente, la sólida formación teórica/práctica en técnicas de negociación y en otros aspectos fundamentales de esa disciplina.

En igual sentido cabe resaltar, que previo a un proceso de esta naturaleza, el experto negociador debe elaborar un plan estratégico global, con su correspondiente cronograma, teniendo en cuenta, tres alternativas fundamentales: “la primera, que reduzca el mayor cúmulo de aspiraciones; otra que, reproduzca al mínimo el piso de las demandas, y la tercera, que se constituya en el punto de equilibrio de las pretensiones de cada una de las partes (Narváez).

En dicho proceso el negociador, que debe saberse auxiliar hábilmente de los medios electrónicos (y de la Inteligencia Artificial), suele exponer convenientemente sus argumentos, y en ello debe saber: “persuadir, convencer, ceder y conceder para obtener” (Vizcarra).

Asimismo, con el propósito de lograr un acuerdo, podrán sacrificarse los intereses secundarios, pero nunca los vitales. Si una parte se ve forzada a aceptar pura y simplemente las peticiones de la otra, “no existe negociación, sino capitulación” (De Yturriaga).

Actualmente, en las relaciones diplomáticas , la negociación puede encaminarse a concluir compromisos internacionales, a establecer normas de ese carácter y, también, frecuentemente, a incrementar el entendido económico (comercial y financiero), político (de defensa y seguridad), jurídico, cultural, y educacional, entre otros.

Igualmente, la negociación es esencial para consolidar vínculos de amistad, y para facilitar (y desarrollar) la cooperación, y resulta imprescindible para “prevenir y solucionar” situaciones conflictivas o controversiales.

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