Las banderas con la consigna “Trump o muerte” desplegadas este fin de semana en Texas, prenden las alarmas rumbo al 2024 en Estados Unidos y también para después.
Su presencia indica que para muchos el expresidente ha dejado de ser solamente una persona para convertirse en una causa, y esto resulta sumamente importante cuando las investigaciones en curso elevan cada vez más la posibilidad de un arresto.
Para sus simpatizantes, que esta vez sumaron cerca de 18,000 en la ciudad de Waco, los demócratas están haciendo todo lo posible para librarse de él y evitar que aparezca en la boleta de la próxima contienda presidencial.
Desde su perspectiva, las instituciones están siendo usadas para perjudicar a un sólo hombre y esto cobra vital importancia cuando el mismo Donald Trump señala en medio de la muchedumbre, que la justicia se está convirtiendo en un arma y que ese es el problema fundamental de estos tiempos.
Porque así como planean llevar a cabo una “cacería de brujas” para encerrarlo en la cárcel, lo mismo podrían hacer con cualquier persona que se interponga en su camino, y eso implica que en el país en donde la libertad está representada por una estatua, muchos podrían creer que la justicia ha dejado de ser ciega.
Cualquier parecido con lo que ocurre en México es “mera coincidencia” y en ese sentido también es importante resaltar que Trump ha señalado a “la mafia del poder” de su país como una amenaza más letal que China o Rusia, dentro de la que aparecen nombres como el del presidente Joe Biden, el senador Mitch McConnell y la líder de la minoría Nancy Pelosi.
En ese sentido, el expresidente sostiene que sus enemigos no pudieron acabar con él en Washington y que ahora están usando las oficinas locales para lograrlo, refiriéndose al caso que tiene abierto en Nueva York por los 130,000 USD que se le pagaron a la actriz porno Stormy Daniels en sobornos, para no revelar sus encuentros en el 2016.
Es importante mencionar que justamente hace una semana Trump decía que iba a ser puesto bajo arresto y que hoy sigue lo suficientemente libre como para llevar a cabo sus actos de campaña. Por lo que podemos decir que hasta ahora los escándalos han jugado a su favor, por toda la publicidad gratis que está recibiendo y por el rol de mártir que ante los ojos de los que aun creen que hubo fraude en las elecciones del 2020, sigue teniendo.
Esto último no es menor, porque el fantasma del fraude aun no se ha ido y ha creado una grieta que se abre con fuerza dentro del desprestigio al sistema electoral estadounidense.
Aun en estas fechas, una encuesta del medio estadounidense Politico encontró que el 78% de los votantes republicanos no creen que las elecciones del 2020 hayan sido libres y justas y responsabilizan al voto por correo del fraude electoral masivo. Contrastando considerablemente estos porcentajes con otras encuestas previas a las elecciones de ese año, ya que antes del 3 de noviembre sólo el 18% de los republicanos mostraba desconfianza en el sistema electoral.
Así que si tomamos en cuenta que los fantasmas rara vez salen solos y que el del fraude electoral podría hacerle compañía al del “fraude judicial”, lo que ocurra solamente le dará más fuerza, porque ha conseguido llevarlo al terreno de las batallas políticas.
No hay más. Trump o muerte se traduce en “al diablo con las instituciones.”
El último en salir, apague la luz.
Stephanie Henaro-EL ECONOMISTA