El Poema del «Zurdo»
Oh, Melissa, la que gira con extraña calma, Con un paso de tortuga que nos roba el alma. No vas como la prisa, cual veloz viajera, Sino que te detienes, tormenta guerrera.
«¡Zurda!» te llama el pueblo, con temor y asombro, Porque tu danza lenta nos da un gran desescombro. No sigues el libreto del viento y la mar, Te quedas suspendida, sin querer avanzar.
Llevas un equipaje de nubes tan cargado, Que el suelo dominicano ya está saturado. El ozono se condensa en un lamento gris, Y el río se desborda, repitiendo el desliz.
No importa si al final eres solo aguacero, O si creces de pronto a temible huracano. Tu lento movimiento es la mayor lección: Que el desastre se teje con pausada acción.
Esperamos el giro, el norte que te aleje, Que el cielo se despeje y tu furia se refleje. Mientras tanto, la alerta es el grito común: A resguardar la vida bajo la luz de la luna.
¡Ay, Melissa, misterio! Que tu agua, al caer, No deje más tristeza, sino solo el aprender Que la fuerza más grande, a veces, es la espera, El peligro que acecha sin que el tiempo corra afuera.
-Redaccion de TeclaLibre-
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