WASHINGTON.- El Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes de EE. UU. fue el encargado de encabezar la primera audiencia en el poder Legislativo sobre la petición de juicio político que el ala republicana ha impulsado en contra del actual presidente estadounidense. Los conservadores acusan a Biden por «abuso de poder, obstrucción y corrupción», con relación al escándalo de los negocios de su hijo, Hunter Biden.
«El pueblo estadounidense exige responsabilidades por esta cultura de corrupción», afirmó James Comer, cabeza del comité de supervisión, que además acusó al mandatario por «mentir al pueblo estadounidense», apuntando a una supuesta participación del demócrata en «esquemas empresariales corruptos» relacionados con su familia.
La primera audiencia del caso funcionó para que los republicanos que impulsan el caso mostraran todas las pruebas recabadas hasta el momento ante el comité, que verificaría su autenticidad y analizaría la viabilidad de un posible juicio político que aleje a Joe Biden de la silla presidencial.
Entre la representación demócrata se percibe incredulidad y rechazo ante los alegatos republicanos, ya que aseguran que no tendrían ningún sustento que apoye la teoría de que el actual presidente se habría beneficiado personalmente de los negocios de su hijo mayor, Hunter Biden, que está siendo investigado por fraude fiscal.
El lado acusador expone que la familia de Biden se habría beneficiado económicamente por las políticas impulsadas durante su periodo como vicepresidente de Barack Obama. Así pues, apuntan principalmente a pagos provenientes de países como China y Ucrania al hijo del actual mandatario, aunque la implicación personal de Biden en el tema no es tan clara.
«Si los republicanos tuvieran una pistola humeante o incluso una pistola de agua goteando, la estarían presentando hoy. Pero no tienen nada», sentenció el representante de los demócratas en el comité de supervisión, Jamie Raskin, que remarcó que no hay ninguna evidencia de que Biden haya incurrido en prácticas ilícitas durante su periodo como vicepresidente.
Por su parte, la Casa Blanca rechazó cualquier señalamiento en contra del presidente, calificando la movida de «extremismo político» que tendría el objetivo de quitarle los reflectores a los casos judiciales pendientes de Donald Trump, así como afectar la campaña para la reelección de Biden.
Al unísono de la audiencia, el Congreso estadounidense se enfrenta a una crisis de gobernanza referente al presupuesto del Gobierno, pues los republicanos han prometido bloquearlo si la representación demócrata no se compromete a recortar el gasto público. Una situación que, para muchos congresistas, es más importante que las acusaciones al presidente.
«Estamos a 62 horas de cerrar el gobierno de los Estados Unidos de América y los republicanos lanzan la campaña de destitución, basada en una mentira desacreditada y desmentida desde hace tiempo», lamentó Raskin, que urgió a todos en la audiencia para centrarse en la crisis del presupuesto.
En medio de los preparativos para los comicios presidenciales del 2024, Joe Biden enfrenta la posibilidad de ser objeto de un juicio político que lo destituya del cargo. Una opción que no se vislumbra probable, debido a la muy ligera mayoría republicana en el Congreso y la supremacía de los demócratas en el Senado.
Con Reuters y medios locales
