El presidente Luis Abinader afirmó ayer que, a pesar de los desafíos internacionales, la economía de la República Dominicana mantiene un rumbo positivo, lo que asegura que el país continuará siendo «líder en crecimiento en toda América Latina», con indicadores económicos favorables.
En sus declaraciones, el presidente presenta un panorama económico optimista, destacando logros como el crecimiento de las exportaciones de zonas francas, el buen desempeño del turismo y la estabilidad en la tasa de cambio del dólar. Además, insiste en que «todos los temas económicos del país van por la vía correcta», y que la República Dominicana continúa siendo líder de crecimiento en América Latina.
Sin embargo, este discurso oficial contrasta con el sentir de muchos dominicanos que, en su día a día, no experimentan los beneficios de ese supuesto crecimiento económico. A través de redes sociales, programas radiales y conversaciones cotidianas, es frecuente escuchar quejas sobre el alto costo de la vida, el aumento de los precios en productos básicos, los bajos salarios, la falta de empleos de calidad y las dificultades para acceder a servicios esenciales como salud y educación.
La afirmación presidencial de que todo va “por la vía correcta” parece desconectada de la realidad que vive una gran parte de la población. Esa desconexión alimenta la percepción de que el gobierno está más enfocado en las cifras macroeconómicas que en las condiciones reales del pueblo. En resumen, mientras el presidente resalta logros técnicos, muchos ciudadanos expresan que ese crecimiento no se refleja en sus bolsillos ni mejora su calidad de vida, lo cual genera descontento y escepticismo generalizado.