Asesinato político en Minnesota: ¿comienza la cacería de demócratas en EE.UU.?
Por Luis Rodríguez Salcedo
Una sombra siniestra se cierne sobre la política estadounidense tras el brutal asesinato de Melissa Hortman, expresidenta de la Cámara de Representantes de Minnesota, y su esposo Mark, baleados este sábado en su residencia de Brooklyn Park. A pocas millas de allí, el senador estatal John Hoffman también fue atacado a tiros en su hogar de Champlin. Sobrevivió, pero su estado es grave. Ambos pertenecían al Partido Demócrata.
La autoría apunta a un solo hombre: Vance Luther Boelter, de 57 años, quien habría irrumpido disfrazado de policía, con una máscara de látex y un vehículo equipado con luces de patrullaje. Su coche fue hallado abandonado con una lista de más de 70 objetivos, todos vinculados a movimientos progresistas, líderes demócratas y activistas proelección.
El gobernador Tim Walz no vaciló en calificarlo como «un asesinato político premeditado», mientras el FBI lanza una cacería urgente con recompensa millonaria y refuerza la seguridad en todo el estado. Pero la pregunta que se impone es incómoda: ¿estamos frente a una nueva oleada de terrorismo interno selectivo?
El sospechoso dejó atrás un manifiesto con tintes ideológicos extremos, con referencias explícitas a la “pureza constitucional”, a la “traición de la clase política” y con ecos del movimiento «No Kings», una consigna cada vez más frecuente en los círculos ultraconservadores que claman por la “caída de la república corrupta”.
Este episodio, aunque aislado, resuena como un disparo de advertencia en una nación políticamente fracturada. La violencia ya no solo se vive en redes sociales o en manifestaciones polarizadas. Ahora entra por la puerta de la casa de legisladores.
La espiral es alarmante: proliferan discursos radicales, aumentan las amenazas a funcionarios electos, y el discurso político se militariza. Las instituciones parecen superadas por el nivel de hostilidad incubado durante años de narrativa incendiaria y desinformación.
¿Se está gestando una cacería sistemática de opositores? ¿Es este el ensayo general de algo peor?
El caso Hortman podría ser el primero de una serie. O el detonante que por fin fuerce a EE.UU. a mirarse al espejo… y asumir que su democracia, por fuerte que parezca, ya no es a prueba de balas.
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