EL CONEJITO MALO Y EL SUPER BOWL: LA CULTURA EN GUERRA CON EL MAGA
El anuncio de que Bad Bunny será el artista principal del espectáculo de medio tiempo del Super Bowl LX en 2026 no es solo un hito musical —el primer solista latino en hacerlo—, es un acto de guerra cultural que ha puesto a temblar los cimientos del trumpismo. La NFL, con la producción de Jay-Z, no eligió a un cantante; eligió un símbolo.
El meollo de esta polémica tiene una ironía tan jugosa que parece guionizada:
El Miedo de las Redadas Migratorias: Hace poco, Bad Bunny tomó una decisión radical: excluyó a Estados Unidos de su gira mundial Debí Tirar Más Fotos. ¿La razón? El propio artista lo confesó: él y su equipo estaban «muy preocupados» de que agentes de ICE (U.S. Immigration and Customs Enforcement) estuvieran esperando fuera de sus conciertos para detener a sus fans latinos, debido a la intensificación de las redadas bajo la administración Trump. No fue una cancelación, fue una medida preventiva para proteger a su base de seguidores.
La Venganza en el Super Bowl: El momento en que Bad Bunny es anunciado para el evento deportivo más visto de EE. UU., figuras prominentes del círculo de Trump, como el asesor Corey Lewandowski y la secretaria de Seguridad Nacional Kristi Noem, salieron con las garras afiladas. El mensaje fue directo y con un cinismo escalofriante: ICE estará presente y «en todas partes» en el Super Bowl, porque «no hay dónde esconderse para la gente que está ilegalmente en este país».
La Gran Paradoja: Bad Bunny se saltó la gira de EE. UU. para evitar las redadas de Trump, y ahora Trump amenaza con montar una redada de ICE en su única presentación en suelo estadounidense. Es el más claro de los mensajes: «No te queremos aquí, ni a ti, ni a tu música, ni a tu gente».
Aquí no hay coincidencias, hay una estrategia de manual, y una reacción que desenmascara el miedo blanco ante la nueva realidad cultural:
El Trofeo de la Causa MAGA: Para la ultraderecha, este Super Bowl es un símbolo de inclusión forzada que consideran «anti-estadounidense». ¿Un show en español? ¿Un artista que critica abiertamente a Trump y a ICE? La indignación no es musical; es xenofobia pura. Las críticas sobre su música «vulgar» o la necesidad de «subtítulos» son excusas baratas para tapar la incomodidad de ver cómo el rostro de la cultura estadounidense se vuelve marrón y bilingüe.
La Táctica del Matón de Patio: La amenaza de usar a ICE como policía del halftime show es un movimiento de intimidación brutal. No es solo contra Bad Bunny, es un mensaje de terror para toda la comunidad latina: «No celebren demasiado fuerte, siempre estamos vigilando». Es un desperdicio de recursos públicos y una politización descarada de la seguridad nacional, todo para darle un mal rato a un rapero y a sus fans. Parece que el halftime show de 2026 será un espectáculo de música, trap y vigilancia fronteriza.
La Victoria de Bad Bunny: Al final, el Conejito Malo gana por partida doble. Su elección es celebrada como una victoria histórica para la representación latina. Al reaccionar con tal virulencia, el trumpismo solo confirma la tesis del artista: su música es poderosa precisamente porque da voz y visibilidad a quienes son perseguidos. La NFL, sin querer o queriendo, ha puesto el escenario más grande del mundo para un artista que le va a cantar al imperio en español.
El Super Bowl LX no será solo un partido de fútbol; será una batalla cultural donde el reggaetón y el trap serán las armas contra la xenofobia, con millones de ojos observando el pulso entre la fiesta latina y la amenaza federal. Que comiencen los 15 minutos más políticos de la televisión estadounidense.
-Luis Rodriguez Salcedo para TeclaLibre-
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