En un giro digno de una telenovela política, Elon Musk ha pasado de ser el «niño mimado» de la administración Trump a su más feroz crítico. El magnate sudafricano, conocido por sus cohetes, autos eléctricos y tuits incendiarios, ha calificado el nuevo plan económico del presidente como una «abominación repugnante».
Este plan, apodado por Trump como el «Big Beautiful Bill», busca ampliar los recortes fiscales de su primer mandato y añadir exenciones para propinas, horas extras y la compra de automóviles fabricados en EE.UU. Sin embargo, Musk ha expresado su preocupación de que esta propuesta incremente el déficit presupuestario hasta los 2,5 billones de dólares, dejando una carga de deuda insostenible para los ciudadanos estadounidenses.
La relación entre Musk y Trump ha sido una montaña rusa. Desde su papel como director del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), donde prometió recortar al menos dos billones de dólares del gasto federal , hasta su reciente salida abrupta del entorno político de Trump, Musk ha demostrado ser una figura polarizadora.
Las críticas de Musk no se han limitado al plan económico. También ha amenazado con «despedir a todos los políticos que traicionaron al pueblo estadounidense» debido a su apoyo a este proyecto de ley, intensificando las tensiones dentro del Partido Republicano.
Mientras tanto, la Casa Blanca ha minimizado las críticas de Musk, reiterando el apoyo presidencial al proyecto que se someterá a votación en el Senado el 4 de julio.
En resumen, lo que comenzó como una alianza entre dos titanes ha degenerado en una batalla de egos y visiones opuestas para el futuro de Estados Unidos. Como diría un observador perspicaz, «desde ‘Cumbres borrascosas’ no teníamos tan claro una pareja más condenada que esta».
rodriguezsluism9@gmail.com