¿La lengua de La Tora, presa de Gory?
Por Luis Rodríguez Salcedo
Distrito Nacional, R.D.- La siempre explosiva comunicadora Claudia Pérez, mejor conocida como La Tora, fue arrestada la mañana de este miércoles por orden de la Octava Sala Penal del Distrito Nacional, en un episodio que muchos interpretan como un nuevo capítulo del ya habitual cruce entre la libertad de expresión y los intereses del poder.
¿La razón oficial? No comparecer a una audiencia por presunta difamación e injuria. ¿La razón extraoficial? Atreverse a mencionar, criticar y poner bajo lupa —una vez más— a personajes del engranaje político-judicial, entre ellos al diputado oficialista Sergio Moya, alias Gory, quien se presenta como víctima en este caso.
Pérez fue conducida a la cárcel preventiva del Palacio de Justicia de Ciudad Nueva y, fiel a su estilo directo y sin pelos en la lengua, lanzó una acusación sin rodeos: “Gory me tiene presa”, dijo ante la prensa. Una frase cargada de simbolismo si se toma en cuenta que el mencionado legislador no es precisamente un paladín de la transparencia.
Recordemos que el nombre de Sergio Moya no ha sido ajeno a titulares turbios. Ha sido vinculado en diversas ocasiones con presuntas redes de narcotráfico y maniobras dudosas dentro de la política dominicana. Aunque nunca condenado, su historial jurídico parece más propio de un expediente que de un currículum legislativo.
La jueza Diana Moreno Rodríguez había declarado a Pérez en rebeldía por no asistir a la audiencia, parte de la querella presentada por Gory, quien acusa a la comunicadora de dañarle su imagen. ¿Cuál imagen? se preguntan algunos con sorna en redes sociales, donde el caso ha desatado un festín de comentarios.
Sin embargo, la historia no fue larga: La Tora fue dejada en libertad la misma tarde del miércoles. Ni el diputado ni sus abogados han ofrecido declaraciones. Tal vez prefieren no remover las aguas, o quizás saben que enfrentarse a la verborrea filosa de Claudia Pérez puede ser tan riesgoso como pisar un avispero en campaña electoral.
Lo cierto es que, más allá del show judicial, este episodio parece tener más de intento de silenciar una voz incómoda que de verdadero reclamo de justicia. Y conociendo a La Tora, es seguro que lo último que harán es callarla.
