La batalla millonaria entre Elon Musk y Sam Altman se centra en sus visiones divergentes sobre el desarrollo de la inteligencia artificial (IA) y el control de OpenAI, la organización que cofundaron en 2015.
En el año 2015 Musk y Altman, junto a otros, crearon OpenAI como una organización sin fines de lucro con la misión de desarrollar IA beneficiosa para la humanidad, evitando su monopolización por grandes corporaciones. El proposito inicial fue la investigación en IA de código abierto (open source) y seguridad ética.
Musk abandonó la junta directiva en 2018, citando conflictos de interés con su empresa Tesla de vehículos eléctricos, especialmente en proyectos de IA para autopiloto. Sin embargo, también hubo desacuerdos estratégicos.
En el plano económico, Musk abogaba por un modelo más abierto y sin ánimo de lucro, mientras que Altman impulsaba un giro hacia un modelo «con fines de lucro limitados» para atraer inversiones.
En 2019, OpenAI recibió una inversión de Microsoft de Mil millones, seguida de otros 10 mil millones en 2023, lo que consolidó una alianza estratégica, pero alejó a OpenAI de su propósito original, según críticas de Musk.
Tras el éxito de ChatGPT, Musk tachó a OpenAI de haberse convertido en una entidad «cerrada, con ánimo de lucro y controlada por Microsoft», contradiciendo su misión inicial. Incluso sugirió acciones legales por el cambio de estatus.
Entonces Sam Altman reconoció los desafíos éticos, pero defendió la necesidad de capital para escalar la IA de manera segura. Admitió que el nombre «OpenAI» ya no era apropiado.
En 2023, Musk lanzó xAI, su propia startup de IA, y Grok, un chatbot presentado como alternativa «anti-woke» a ChatGPT, integrado en X (antes Twitter). Esto marcó una rivalidad técnica y comercial. Ambos entonces compiten por ingenieros estrella y acceso a datos y hardware (como chips de NVIDIA).
Llegó el momento en que OpenAI alcanzó una valoración de 29 mil millones, mientras que xAI 6 mil millones en inversiones.
OpenAI monetiza ChatGPT Plus y APIs empresariales; Musk apuesta por integrar IA en redes sociales (X) y automóviles autónomos.
Mientras tanto, subyace el debate de que: ¿Es posible desarrollar IA avanzada sin alianzas con grandes corporaciones?. Otro debate es que, Musk promueve transparencia, mientras OpenAI protege sus modelos (GPT-4 no es totalmente abierto).
La rivalidad refleja dos enfoques antagónicos: Altman prioriza la escalabilidad con socios corporativos, mientras Musk defiende un modelo más independiente y abierto. La batalla no es solo ideológica, sino por el liderazgo en una industria que podría definir el futuro tecnológico.
