/
La primera división del trabajo entre la agricultura y la ganadería, que se generó en la etapa final de la barbarie en la comunidad primitiva, permitió la generación de un excedente que posibilitó la emergencia de la economía de mercado: la aparición de un excedente significó que la producción se colocó por encima del consumo o las necesidades de consumo de las tribus.
Esto posibilitó la aparición de la propiedad privada.
La existencia del excedente y de la propiedad privada posibilitaron el nacimiento del esclavismo.
A partir de la aparición del esclavismo comienza a configurarse la economía de mercado.
La economía de mercado continuó su desarrollo en el feudalismo, pero es en el capitalismo donde alcanza su mayor nivel de desarrollo.
El concepto de Karl Marx sobre la acumulación originaria de capital, que consistió en la separación del productor directo o del campesino de la propiedad privada sobre la tierra, posibilitó la emergencia de la fuerza de trabajo y del mercado laboral.
Con la aparición del sector industrial y del mercado de la fuerza de trabajo se sentaron las bases para la acumulación de capital ampliada: comienza la permanente etapa de la reproducción ampliada.
La fase imperialista del capitalismo surge en la segunda mitad del siglo decimonónico.
El camino histórico de la economía de mercado se extiende desde el esclavismo hasta el socialismo.
En el modelo histórico del socialismo que se dio en la URSS la economía centralizada coexistió con la economía de mercado.
Sin embargo, en China Popular o Continental el socialismo tuvo que abrir las puertas a la economía de mercado para poder lograr los niveles de desarrollo que ha alcanzado esta potencia desde los 70 hasta hoy. China Continental se abrió a partir de los 70 para recibir la inversión extranjera procedente de los países capitalistas desarrollados con Estados Unidos a la cabeza en el gobierno de Richard Nixon.
Pero la economía de mercado está llena de imperfecciones.
Las externalides o economías externas positivas o negativas, el precio de monopolio y los problemas a nivel de las informaciones dan cuenta de las imperfecciones de que adolece la economía de mercado.
Si la economía de mercado tiene per se esas imperfecciones y los enormes riesgos que ellas implican, lo más natural es que el Estado asuma una función reguladora y fiscalizadora de la economía de mercado.
El neoliberalismo, que fue la corriente bajo la cual fue impulsado el fenómeno de la globalización, y el Consenso de Washington desacreditaron la función reguladora y fiscalizadora que debe asumir el Estado en una economía de mercado.
Es necesario destacar que el desarrollo tecnológico en el campo de la economía de mercado ha llegado a sus máximos niveles de expresión en la etapa de la globalización.
La crisis inmobiliaria que se desarrolló en Estados Unidos, y que se esparció pavosamente por el mundo en los años finales del segundo mandato de George Bush y el inicio del primer mandato de Barack Obama en Estados Unidos, fue resultado en gran medida de que la función reguladora y supervisora o fiscalizadora del Estado había sido desecha en la gestión de George Bush.
En cualquier economía de mercado es el sector financiero, por los niveles de riesgo envueltos en su existencia y funcionamiento, el que requiere de mayores niveles de regulación y fiscalización o supervisión por parte del Estado.
El sector financiero en la economía de mercado surge como consecuencia de la separación entre la propiedad y el trabajo y la separación entre los que ahorran y los que invierten.
Las normas prudenciales de Basilea 1, Basilea 2 y Basilea 3 son las que se aplican en el mundo para regular y fiscalizar o supervisar al sector financiero.
Esas normas de Basilea fiscalizan o regulan lo relativo al patrimonio, patrimonio técnico, los activos fijos, los préstamos a personas o empresas vinculadas y reserva de liquidez, etc.
El financiero es el sector que más riesgos acumula.
El Estado regula y fiscaliza el sector financiero para hacer más efectivas y funcionales las entidades de intermediación financiera y así proteger la sociedad, pero sobre todo para proteger al más débil en el marco del concepto de bien común con que debe manejarse el Estado.
Datos: Víctor Manuel Peña es doctor en Economía, licenciado en Derecho, tiene dos maestrías y es miembro de la Dirección Central de la Fuerza del Pueblo.
AUTOR: VÍCTOR MANUEL PEÑA
*El autor es economista, abogado y miembro de la Dirección Central de la Fuerza del Pueblo (FP).
