-Maduro, en modo fortaleza: Washington duplica recompensa y Caracas responde con músculo militar y discurso de guerra-
Por Redaccion de Teclalibre
La cúpula del chavismo ha activado el protocolo de “alerta máxima” tras el nuevo golpe de Washington: el gobierno de Estados Unidos duplicó la recompensa por información que lleve al arresto de Nicolás Maduro, a quien acusa de liderar el llamado “Cartel de los Soles”. El anuncio vino acompañado de otro dardo: la incautación de activos del mandatario por unos 700 millones de dólares.
La reacción en Caracas no se hizo esperar. Como en libreto ensayado, los poderes públicos —todos bajo control de la estructura bolivariana— emitieron comunicados en defensa cerrada del presidente, mientras la televisión estatal transmitía, en cadena nacional, un desfile de respaldos desde cada rincón de la “fusión militar-policial-popular”. Desde la Guardia de Honor Presidencial y la DGCIM hasta el SEBIN, la PNB y la Policía Judicial, todos alineados en un mensaje: Maduro no se toca.
El gesto no es nuevo. En enero, en la víspera de su juramentación, la escena fue calcada: disciplina de cuartel, verbo encendido y tono desafiante. Esta vez, el semblante grave de Diosdado Cabello y Jorge Rodríguez dio el matiz extra. Cabello denunció el desmantelamiento de “células terroristas” en Caracas y Maturín, vinculándolas a la opositora María Corina Machado y al exjefe policial en el exilio, Iván Simonovis. Según el ministro, uno de estos grupos pretendía atentar contra el recién inaugurado monumento soviético a la Victoria contra el nazifascismo, en plena zona neurálgica de la capital.
Mientras tanto, en la calle, las alcabalas policiales y los patrullajes “estratégicos” multiplican su presencia. Operativos de inteligencia a cielo abierto y controles que más parecen mensajes políticos que medidas de seguridad. El Partido Socialista Unido de Venezuela, en sintonía, convocó a una concentración masiva en Caracas para “respaldar al comandante presidente”.
En la ecuación, Washington presiona con billetes y sanciones; Caracas responde con uniformes, cadenas nacionales y una narrativa de resistencia que combina patriotismo con paranoia. El tablero, por ahora, sigue bloqueado… pero el ruido aumenta.
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