No fue el techo… Se nos cayó la vergüenza
No fue solo el techo.
Lo que se desplomó en el Jet Set fue mucho más que una estructura.
Se nos vino abajo la vergüenza colectiva.
Porque cuando el sentido común se muda,
y el pensamiento crítico queda huérfano,
el país entero queda a la deriva.
Aquí no cayó un techo:
Se desplomó una nación de costumbres frágiles.
Se derrumbó la cultura del “eso aguanta”.
Se vino abajo el “eso no es mi responsabilidad”.
Y quedó al desnudo lo que hemos normalizado por años:
el riesgo, la chapucería, la indiferencia.
Porque el techo del Jet Set no cedió por una simple grieta en el concreto…
Cayó porque llevamos décadas ignorando lo evidente.
Porque hemos convertido la improvisación en norma.
Porque bendecimos la mediocridad y llamamos viveza a la irresponsabilidad.
Este no es un accidente aislado.
Es el síntoma de una enfermedad social:
la cultura de lo provisional convertido en permanente.
El país donde primero se improvisa y después se llora.
Hoy el peligro no solo habita en los techos, los puentes o las escuelas.
Está también en nuestra manera de pensar.
Porque el problema no es solo el concreto que se parte…
es el corazón social que se ha agrietado por tanto abandono.
El juicio no será solo al dueño.
Será también para nosotros:
los que firman sin revisar,
los que cobran sin supervisar,
los que construyen sin ética,
los que callan por costumbre,
los que entramos a lugares inseguros como si fuera lo más normal del mundo.
No fue el techo.
Fue la vergüenza que se nos cayó encima.
(Leido por ahi. Autor desconocido. Colgado profusamente en redes sociales a raíz de la tragedia)
