Nombres Extranjeros en Nuestras Calles: ¿Homenaje o Desarraigo?
Por Luis Rodríguez Salcedo
Caminar por las calles y avenidas de Santo Domingo a menudo se siente como un paseo por la historia global. Lincoln, Churchill, Kennedy, De Gaulle, Tiradentes, Charles Sumner… la lista de personalidades extranjeras cuyos nombres adornan nuestra nomenclatura urbana es extensa y, para algunos, sorprendente. Un video reciente en TikTok ha reavivado la curiosidad sobre este fenómeno, invitándonos a reflexionar sobre las razones detrás de esta peculiar toponimia.
Es innegable que muchos de estos nombres evocan figuras trascendentales en la historia mundial. Abraham Lincoln, adalid de la abolición; Winston Churchill, símbolo de la resistencia en tiempos de guerra; John F. Kennedy, un icono de una era de esperanza; Charles De Gaulle, el espíritu de la Francia libre. Reconocer sus legados a través de nuestros espacios públicos puede interpretarse como un gesto de apertura al mundo y un reconocimiento de valores universales.
Sin embargo, surge una interrogante válida: ¿hasta qué punto esta práctica refleja nuestra propia identidad y rinde tributo a nuestros héroes y figuras destacadas? Si bien es importante reconocer las contribuciones foráneas, la abundancia de nombres extranjeros en las arterias principales de nuestra capital plantea una cuestión de equilibrio. ¿Estamos dedicando suficiente espacio a honrar a aquellos que forjaron nuestra nación, a los próceres de nuestra independencia, a los intelectuales y artistas que han enriquecido nuestra cultura?
A esta reflexión se suma la curiosa costumbre dominicana de abreviar y transformar estos nombres, a menudo perdiendo la conexión directa con la figura original. Así, la avenida Charles De Gaulle se convierte coloquialmente en «La Charles», Abraham Lincoln pasa a ser simplemente «Lincoln», y Benito Monción, aunque dominicano, sufre una similar simplificación a «La Benito». Estas abreviaciones, si bien prácticas en el día a día, diluyen aún más el reconocimiento de la personalidad cuyo nombre lleva la vía, desdibujando el supuesto homenaje inicial.
Este debate no busca borrar la memoria de figuras admirables, sino enriquecerla con la inclusión prominente de nuestros propios referentes. Una ciudad es también un reflejo de su identidad colectiva, y los nombres de sus calles son un componente fundamental de esa identidad. Reflexionar sobre quiénes nombran nuestros caminos es, en última instancia, reflexionar sobre quiénes somos.
¿Qué opinas? ¿Crees que la presencia de tantos nombres extranjeros en nuestras calles es un homenaje apropiado o una oportunidad perdida para destacar a nuestros propios héroes? Y, ¿qué piensas de la forma en que a menudo abreviamos y transformamos estos nombres?