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BRASIL – El gobierno de Bolsonaro derribó la Política Nacional de Valorización del Salario Mínimo, PIB + inflación. Ahora ni siquiera restaurará la inflación, denuncia el senador Paulo Paim (PT-RS)
Crueldad extrema: 100 millones de trabajadores y 36 millones de jubilados perjudicados, según el senador Paulo Paim. Imagen: sitio web de PT
Si Jair Bolsonaro y su gran ministro Paulo Guedes realmente quisieran mantener la política de valorización del salario mínimo, adoptada con éxito por los gobiernos del PT, bastaría con renovar la Ley nº 13.152/2015, que la reglamentó. Sancionada por la presidenta Dilma Rousseff, la ley preveía una revisión en 2019. Pero la dupla perversa prefirió extinguir la política, fruto de un amplio diálogo con empresarios y trabajadores. Y ahora quiere ir más allá.
“El gobierno de Bolsonaro derribó la Política Nacional de Valorización del Salario Mínimo, PIB + inflación. Ahora ni siquiera restablecerá la inflación. 100 millones de trabajadores y 36 millones de jubilados perjudicados. Cruel. ¿Lo que el quiere? ¿Fin del salario mínimo? ¿Con las pensiones?”, preguntó el senador Paulo Paim (PT-RS) en su perfil de Twitter.
Una de las parlamentarias con más experiencia en el Congreso Nacional, Paim sabe que Guedes ya había puesto la carta 3D (desindexar, desvincular y liberar) sobre la mesa en 2019, durante las discusiones sobre la reforma previsional, aprobada con voto contrario por el Bancos PT. “Íbamos a desindexar todo”, confesó Guedes en una entrevista a fines de ese año.
El objetivo de la mala gestión de Bolsonaro siempre ha sido desvincular el reajuste del salario mínimo de la inflación. Y también acabar con la regla del suelo nacional como valor mínimo para las pensiones y prestaciones sociales. Además de obligar a los jubilados y pensionados a recibir menos del salario mínimo, la idea, en 2019, era congelar el valor de las prestaciones hasta por dos años. Pero la oposición no lo hizo.
Bolsonaro confiesa impago de salario mínimo y pensiones
Desde entonces, Bolsonaro y Guedes reajustaron el piso nacional con base en la variación del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), parámetro del IBGE para los ajustes salariales. Y no por bondad, que allí no existe, sino por mandato de la Constitución Federal.
El resultado es que el mínimo para 2023, estimado en R$ 1.302, podría llegar a R$ 1.360 (considerando un PIB de 4,6% en 2021), si la dupla hubiera mantenido la fórmula adoptada por Lula en 2007. reajuste del salario mínimo con ganancia real , sumando la inflación y el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de dos años anteriores.
Esa fórmula casi duplicó los ingresos de 36 millones de brasileños que trabajan con contrato laboral y también de los 24 millones de jubilados y beneficiarios del INSS, según datos de 2022 compilados por la economista Carla Beni, de la Fundação Getúlio Vargas (FGV), presentados en la columna sobre Mariana Londres en el portal de la UOL.
Al corregir el valor mínimo de mayo de 2004 a enero de 2022 por el INPC, Carla Beni también concluyó que, sin la política de valorización del gobierno del PT, el salario mínimo sería hoy de R$ 699, prácticamente la mitad de los actuales R$ 1.212.
Exprimir el salario mínimo a los trabajadores en activo e incumplir a los jubilados y pensionados es lo que pretenden Bolsonaro y Guedes tras una eventual reelección, pese a los desmentidos. Dos zorros “cuidando” el gallinero, eso es lo que son.
