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Poemas inspirados en la Biblia

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• Apocryphus: variaciones en torno al Eclesiastés (poemario) de Juan Carlos Mieses, Premio Nacional de Literatura 2024

Los libros apócrifos son aquellos que la Iglesia considera que no son resultado de una inspiración divina. Mieses dice haber sido guiado por su sentido de la poesía por encima de cualquier consideración ética, erudita o histórica, a partir de las palabras del libro de Eclesiastés que es el más breve de los escritos sapienciales del AT y el que encierra el mayor número de enigmas.

Eclesiastés proviene de Cohelet, que significa ‘orador público’ o ‘predicador’ es el nombre del sabio que significa Asamblea, que designa probablemente un oficio o función. De ahí que Cohelet signifique algo así como ‘encargado de reunir a la asamblea y de dirigirle la palabra’.

El libro de Eclesiastés parece ser un diálogo del autor consigo mismo, contraponiendo realidades opuestas: vida-muerte, sabiduría-necedad, riqueza -indigencia, despotismo-falta de poder.

En Eclesiastés se acentúa el aspecto negativo de la realidad, aunque nunca llega al extremo de negar totalmente lo que la vida tiene de positivo.

Doce capítulos y un epilogo, nos recuerdan frases muy populares, inicia con: ‘Vanidad de vanidades, todo es vanidad’.

Todo a la dicha convida;
Estar vivo es una suerte
Singular;
Celebremos nuestra vida
Aunque nos siegue la muerte
Al acabar.

Pero corre tras el viento
quien ignora que la ciencia
Es vanidad
Y bien malgasta su tiempo
El que busca en la apariencia
La verdad.

En el capitulo Dos el poeta se inspira a partir de Salmos 39:6 “Ciertamente como una sombra es el hombre, y en verdad en vano se afana; amontona riquezas y no sabe quien las ha de recoger.

Muchas cosas he tenido
Y otras tantas, disfrutado
Con placer.
¿Pero de qué me ha servido?
Nada será conservado
Al perecer.

Mientras fui señor y rey
observé pasar las horas
Y la gente,
Y he descubierto una ley:
El tiempo al mundo devora
Lentamente.

El capítulo tres se inspira en Eclesiastés 3:1 Hay un tiempo para todo y un tiempo pada cada cosa bajo el sol
´

Todo tiene su momento
En el cielo, en la tierra
Y en el mar
Y a todo llega su tiempo,
Todo tiene su secuencia
Y su lugar.

Hay un tiempo de amarguras,
De anegarnos en los lloros
Y sufrir
Pero hay otros de dulzuras
De olvidar nuestros enojos
Y reír

Hay tiempo de decepciones,
De ahogarnos en la desdicha
Y el rencor.
Pero hay tiempo de ilusiones,
De aferrarnos a la dicha
Y al amor.

El capítulo cuatro se inspira en Eclesiastés 8:11 Mejor es sabiduría que las piedras preciosas…

Desconfía de tu dinero;
a veces lo mal ganado
es bien perdido.
Mejor se justo y sincero
y prefiere ser amado
a ser temido.
No seas uno, sé nosotros,
es mayor la recompensa
compartida;
cuando uno es parte del otro
se aligeran las dolencias
de la vida.
***
Aprovecha la existencia
ama el amor, las rosas,
las palmeras,
Y recuerda esta advertencia:
son todas aquellas cosas
pasajeras.
***
Nuestro final es el mismo;
todo y cada ser humano
ha de morir;
nos espera un hondo abismo
en el que todos nos vamos
a sumir.
***
He visto muy buenas obras
por absurdas necedades
destruidas;
si hay algo que siempre sobra
son tontas rivalidades
mal venidas.

***
No olvidéis que veleidades,
Gloria, poder o renombre
Es necedad.
¡Vanidad de vanidades!
Todo en la tierra del hombre
es vanidad.

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