El cambio de tono de Javier Milei respecto a China durante su entrevista en Davos con John Micklethwait sugiere una evolución en su postura diplomática, posiblemente influenciada por factores pragmáticos relacionados con la economía y la política exterior de Argentina. Inicialmente, Milei había adoptado una posición crítica hacia Pekín, alineándose con una visión ideológica más cercana a Occidente y manifestando su rechazo a regímenes que considera autoritarios.
Sin embargo, su reciente mención de «reuniones muy positivas» con representantes de la embajada china indica una apertura hacia un enfoque más pragmático y realista en sus relaciones exteriores.
China es uno de los principales socios comerciales de Argentina, especialmente en sectores estratégicos como la agroindustria, la energía y las inversiones en infraestructura. La necesidad de mantener flujos de comercio y financiamiento podría haber influido en Milei para suavizar su retórica.
Sectores empresariales argentinos con fuertes intereses en el comercio con China podrían haber presionado al gobierno para evitar tensiones innecesarias. Del mismo modo, organismos internacionales y otros socios comerciales, como Brasil, que tienen relaciones estrechas con China, podrían haber influenciado un enfoque más diplomático.
Ante una crisis económica y social en Argentina, Milei puede estar buscando evitar conflictos innecesarios con potencias globales que puedan afectar la estabilidad económica y su capacidad de gobernabilidad.
Milei está adoptando una postura más pragmática basada en la realpolitik, reconociendo la importancia de mantener buenas relaciones con potencias económicas, independientemente de diferencias ideológicas.
Aunque Milei mantiene su discurso liberal y su inclinación hacia Occidente, sus declaraciones sugieren que está dispuesto a priorizar los intereses económicos de Argentina, buscando un equilibrio entre sus convicciones ideológicas y las realidades geopolíticas.