El Salvador / Por Redacción Negocios /
Luego de que circulara en redes sociales, principalmente en Twitter, una de las advertencias que ha hecho la agencia calificadora de riesgo Moody’s, con sede en Estados Unidos, sobre la situación de El Salvador en los mercados internacionales, el presidente salvadoreño, Nayib Bukele, respondió de forma sorpresiva.
El mandatario retuiteó una publicación hecha por el portal Investing.com, en la que afirmaba que dicha agencia calificadora había “degradado” la deuda soberana de El Salvador debido a la implementación del Bitcoin en el país, sin embargo, Moody’s no ha hecho anuncios de ese tipo en los últimos días, salvo un señalamiento sobre los riesgos que agregan las operaciones con Bitcoin al país cuya perspectiva soberana ya era débil antes de la adopción de la criptomoneda.
El tuit que citó Bukele la tarde de este lunes lo acompañó con la siguiente respuesta: “Breaking (última hora): El Salvador DGAF”.
Esas cuatro iniciales que usó el presidente tienen cuatro posibles significados en inglés, pues es el idioma que usó para responder a la referencia que hizo el medio sobre la calificación de Moody’s en julio del año pasado.
De acuerdo con sitios especializados en explicar las expresiones urbanas más comunes en inglés, ese acrónimo podría corresponder a la frase: “Don’t Give A F*ck” o “Doesn’t Give A F*ck”, una expresión callejera para decir: “no me importa un c*rajo”, o incluso algo más soez.
Otros de los significados que podría tener el acrónimo son: “Don’t go away forever” (no te vayas para siempre) o “Don’t give a fizzle” (no me importa un fiasco).
Y usar esas siglas junto al nombre del país podría interpretarse como que a El Salvador no le importa encontrarse en una situación delicada en el mercado internacional, sobre todo en un momento en el que urge cerrar un acuerdo financiero por hasta $1,300 millones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), uno de los multilaterales más importantes e influyentes en el tema de asistencia financiera para los países.
La respuesta de Bukele ante el tuit coincide con su forma de responder a los cuestionamientos que han realizado otras instituciones de renombre o economistas de amplia carrera, como el estadounidense Steve Hanke, a quien llamó “idiota” el pasado 8 de enero luego de que lo cuestionara por el plan de minar bitcoins a partir de la energía de un volcán inactivo, como el de Conchagua, en La Unión.
Hanke ha sido muy crítico de la implementación del Bitcoin desde que la ley fue aprobada en un proceso exprés y sin discusión alguna, el pasado 8 de junio de 2021.
El riesgo que agrega la adopción de esa criptomoneda y, sobre todo el reciente anuncio sobre la emisión de bonos respaldados con Bitcoin, ha sido señalado por distintos sectores, tanto dentro como fuera del país, incluyendo el propio FMI.
Economistas locales consideran que el plan de Bukele al emitir bonos en esa criptomoneda es una forma de decirle, tanto al FMI como a otros organismos, que no son necesarios para que el país pueda acceder a financiamiento externo; sin embargo, la alta volatilidad del criptoactivo hace que el plan esté rodeado de incertidumbre.
Solo en 2022 el gobierno necesita encontrar financiamiento por hasta $3,000 millones para saldar deudas de corto plazo, como parte de la colocación que ha hecho anteriormente de Certificados y Letras del Tesoso (CETES, LETES), así como para pagar los $800 millones del eurobono que se vence en enero de 2023. Sin un acuerdo con el FMI, y con la calificación de riego en situación cada vez más complicada, el país, incluso, podría caer en impago, según han señalado economistas.