-Operativo sorpresa en tienda Rudo Star de la Duarte deja detenidos, desmayos y denuncias de abuso, mientras los dueños guardan silencio y los empleados se debaten entre la ley y la lealtad-
Por Luis Rodriguez Salcedo
SANTO DOMINGO.- Ayer viernes, agentes de la Dirección General de Migración (DGM) realizaron un operativo sorpresa en la tienda china Rudo Star, ubicada en la popular avenida Duarte de Santo Domingo. El objetivo: sacar del local a un grupo de trabajadores haitianos indocumentados, algunos de los cuales intentaron esconderse al ver llegar los vehículos oficiales. La operación fue ejecutada con firmeza, aunque sin uso excesivo de la fuerza, según observadores… pero ¡ay, cómo lo sintieron los empleados!.
Mientras los uniformados hacían su trabajo, los empleados dominicanos protestaban a grito limpio, acusando a los agentes de “abusadores”, entre llantos, desmayos, y celulares encendidos grabando cada momento para las redes. Las quejas no tardaron en llegar: que si no avisaron, que si no mostraron fiscales, que si entraron “de manera brusca”, que si “me dolió mucho”. Todo un drama digno de telenovela… o quizás de reality show.
Aquí huele a operativo mediático. ¿Una intervención sin aviso, en una tienda conocida y en pleno día laboral, justo cuando hay más empleados y clientes? Suena más a mensaje con megáfono que a medida de control migratorio. Y ni hablar de la ausencia de fiscales o permisos visibles: ¿fue una redada o un espectáculo montado para dejar claro “quién manda”?
¡Qué curioso que los indocumentados supieran al instante que era Migración y corrieran como en maratón olímpico! Eso indica que ya sabían lo que les esperaba. Pero más curioso aún es que, según los empleados, “no importa si tienen papeles o no, no debieron tratarlos así”. ¿En serio? O sea, ni regularizados estaban y ya se quejan del trato. Mientras tanto, los dueños chinos guardaron silencio… quizás porque sabían que la vuelta ya venía.
Esto fue una escena donde todos tenían su papel: los migrantes corriendo, los empleados protestando, los agentes firmes, y los jefes mudos. Pero en el fondo, queda la sospecha de que estas acciones tienen más de teatro político que de política migratoria seria. Porque si realmente se quiere ordenar la casa, no se empieza tumbando la puerta sin avisar… y menos si hay cámaras grabando.