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BOMBAS SI…PERO SOLO SI ERES DEL CLUB

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Bombas sí… pero solo si eres del club
Por Redacción Teclalibre

En este mundo moderno donde los tratados se firman con una mano y se violan con la otra, hay una verdad que ya no necesita ser disfrazada de diplomacia: quien tiene armas nucleares, manda; quien no, obedece… o desaparece.

La historia reciente lo ha demostrado con la sutileza de una bomba de racimo. Muamar el Gadafi renunció a su programa nuclear para congraciarse con Occidente. Resultado: lo derrocaron y asesinaron en una zanja como perro callejero. ¿Y Libia? Fragmentada, tribalizada, convertida en mercado abierto de esclavos y territorio de nadie.
Saddam Hussein, acusado de tener armas químicas que nunca aparecieron, fue derrocado tras una invasión que arrasó un país entero.
¿Moraleja? Si no tienes con qué defenderte, la «libertad» te la instalan con tanques.

En cambio, Corea del Norte —con su look de videojuego distópico y misiles en vitrina— sigue ahí, desafiando al mundo con peinado de dictador y ojivas listas. Nadie se atreve a invadirlo. ¿Por qué? Porque tiene bombas. Y punto.

Pero aquí no se trata de moral ni de tratados. El Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) es, en esencia, una membresía exclusiva donde los cinco países fundadores (EE.UU., Rusia, China, Francia y Reino Unido) se atribuyen el derecho divino a poseer arsenales nucleares, mientras a los demás se les prohíbe incluso intentarlo.

¿Y los que no firmaron?
Israel, con su arsenal atómico no declarado, es mirado con complicidad.
India y Pakistán, armados hasta los dientes, son tolerados por conveniencia.
Irán, sin armas nucleares, es atacado, espiado, saboteado y amenazado como si ya las tuviera.

¿Quién decide entonces quién puede tener la bomba? No es la ONU, ni el TNP, ni el OIEA.
Es el poder desnudo, sin maquillaje. Decide el que ya las tiene, el que gana guerras sin pelear porque sus misiles dicen “mejor no te metas”.

El caso iraní es un manual de cómo empujar a un país a querer una bomba. Cuanto más se le sanciona, aísla y ataca, más razones tiene para pensar que sólo una cabeza nuclear le garantizará sobrevivir. Y no, no es paranoia: es precedencia histórica.

En el siglo XXI, el que no se arma, se arriesga a ser “liberado” a punta de drones. Así de claro.
La “comunidad internacional” no es más que un eufemismo para describir a los que mandan en el Consejo de Seguridad de la ONU y deciden cuándo la ley internacional aplica… y cuándo es opcional.

¿Queremos un mundo sin armas nucleares? Todos decimos que sí.
¿Permitimos que todos renuncien por igual? Claro que no. Porque sin bombas, algunos dejarían de ser imperios para volver a ser simplemente países.

Desde Teclalibre, levantamos la ceja crítica y encendemos la lámpara del análisis. Porque en tiempos de hipocresía atómica, decir la verdad sigue siendo un acto de resistencia.

rodriguezsluism9@gmail.com

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