Por Luis Rodriguez Salcedo
San Salvador. — En una jugada que mezcla diplomacia, ironía y una pizca de espectáculo político, el presidente salvadoreño Nayib Bukele ofreció este domingo a su homólogo venezolano, Nicolás Maduro, un peculiar trueque: repatriar a 252 venezolanos deportados desde Estados Unidos —actualmente recluidos en una cárcel de máxima seguridad en El Salvador— a cambio de igual número de presos políticos encarcelados en Venezuela.
“Quiero proponerle un acuerdo humanitario que contemple la repatriación del 100 % de los 252 venezolanos que fueron deportados, a cambio de la liberación y entrega de un número idéntico (252) de los miles de presos políticos que usted mantiene”, escribió Bukele en su cuenta de X, en un mensaje que parece más una carta abierta con destinatario internacional que una simple publicación en redes.
La lista de presos políticos que Bukele sugiere liberar no es menor: incluye a la activista de derechos humanos Rocío San Miguel, al periodista Roland Carreño, a Rafael Tudares —yerno del excandidato presidencial Edmundo González— y a Corina Parisca de Machado, madre de la líder opositora María Corina Machado, quien, según Bukele, “es amedrentada a diario y le sabotean hasta el agua y la luz”.
El presidente salvadoreño no se quedó corto y amplió la oferta: también pidió por los cuatro dirigentes opositores refugiados en la Embajada de Argentina en Caracas y casi medio centenar de ciudadanos de otras nacionalidades que también están presos por razones políticas. Todo esto, aseguró, será enviado de forma oficial por la cancillería salvadoreña.
Como si se tratara de una lección pública, Bukele aprovechó el mensaje para pasarle factura a Maduro por sus constantes discursos sobre “libertad y retorno”. “A diferencia suya, en El Salvador no tenemos presos políticos”, dijo tajante. “Todos los venezolanos bajo custodia fueron arrestados como parte de una operación contra pandillas como el Tren de Aragua, en coordinación con EE. UU.”.
Y ahí vino la estocada final: “A diferencia de nuestros detenidos, muchos de los cuales han asesinado, violado o reincidido múltiples veces, sus presos políticos no han cometido ningún delito. La única razón por la que están encarcelados es por oponerse a usted y a sus fraudes electorales”.
La pelota está ahora del lado de Maduro, quien aún no ha respondido públicamente al inusual ofrecimiento. Aunque si de canjes se trata, el de Bukele podría pasar a la historia como uno de los más insólitos de la diplomacia latinoamericana: cambiar criminales por conciencias.