-Bolsonaro condenado a 27 años y tres meses de cárcel-
El 11 de septiembre de 2025, el Supremo Tribunal Federal de Brasil (STF) condenó al ex presidente Jair Bolsonaro a 27 años y 3 meses de prisión por liderar una intentona de golpe de Estado tras perder las elecciones de 2022.
Cuatro de los cinco jueces votaron por su culpabilidad en cinco cargos: organización criminal armada, tentativa de abolir la democracia, traición al orden democrático, daño a bienes públicos/culturales, entre otros.
Bolsonaro niega toda acusación, y aunque la sentencia es firme en ese panel, puede apelar. Actualmente está bajo arresto domiciliario en Brasilia.
Primera vez que un expresidente en Brasil es condenado por tratar de impedir la alternancia política. Es histórico. El STF lo marca como precedente para defender lo que queda del tejido democrático.
¿Por qué tan alta la pena? Porque los jueces consideraron que no era un acto aislado, sino un plan orquestado, con apoyo institucional y uso de estructuras del Estado para erosionar la democracia. Ya no es sólo retórica: cargos como “organización criminal armada” no se aplican a la ligera.
Una reducción chica de la pena por la edad: Bolsonaro tiene 70 años, lo que según normas brasileñas contempló una atenuante.
Hay un juez disidente: Luiz Fux votó por la absolución en su caso. No cambió el resultado, pero su voto es espacio legal para que la defensa argumente.
En EE.UU., la reacción fue rápida. El presidente Donald Trump dijo estar “muy descontento” con la condena, la calificó de “surprising” (“sorprendente”), y habló de una “witch hunt” (“caza de brujas”).
Marco Rubio (Secretario de Estado de EE.UU.) advirtió que Washington “responderá en consecuencia”, acusó al STF y al juez Moraes de persecución política.
Brasil respondió defendiendo la independencia del poder judicial. El Itamaraty destacó que la democracia brasileña “no se dejará intimidar” por presiones externas. ¿Cómo será la apelación? Hay varios niveles que podría recorrer; no está dicho que 27 años se mantengan tal cual.
¿Qué impacto tendrá políticamente?: Bolsonaro sigue siendo una figura fuerte en ciertos sectores; sus seguidores podrían intentar amnistía, movilizaciones, o presionar al Congreso.
¿Se profundizará la polarización en Brasil? Claramente sí. Este tipo de fallos marcan líneas divisorias.
¿Hasta qué punto influye la presión internacional?: EE.UU. ya ha impuesto sanciones, revocaciones de visas, tarifas. Así que la dimensión geopolítica está en juego, no solo la interna.
Mirá, Brasil ahora tiene un episodio digno de telenovela potenciada por samba, truenos del STF, y “supporters” que ya pintan de verde-oro sus camisetas en las calles. Bolsonaro creyó que podía jugar con fuego institucional, que algunas piezas del Estado le darían la mano, y ahora esa mano lo señala: “¡te agarramos!”.
Los jueces dejaron claro que ya no entran “discusiones de café” cuando se trata de democracia; si uno pierde en elecciones, no es opción quedarse en el poder poniéndose creativo. Que quede claro: la Justicia no está para consultas ideológicas, sino para preservar el orden que permite votar, protestar, cambiar de mando.
Eso sí: Brasil sigue siendo un país donde la política se hace a machete limpio (metafóricamente), con redes sociales, conspiraciones, muestras de fuerza, y donde los aliados externos pueden meter ruido, pero no dictan sentencia.
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