Dominó y Diplomacia: Cuatro Presidentes y un Doble Seis
En una sala del Ministerio de Defensa, donde usualmente se habla en tono grave y se camina con paso firme, la escena era distinta: cuatro ex presidentes dominicanos compartían una mesa de dominó. Había tensión, sí, pero de la buena, la que produce una mano apretada y un doble seis a punto de caer.
Luis Abinader, con camisa azul claro bien planchada, reía mientras barajaba las fichas.
—¡Hoy no se habla de política, a menos que sea para reírse! —anunció con su tono jovial.
Leonel Fernández, con su verbo elegante y sonrisa enigmática, lo miró con picardía:
—Luis, tú sabes que uno no se escapa de la política ni jugando bingo. Y menos en esta mesa, donde hay más presidentes que en la ONU.
Hipólito Mejía soltó una carcajada que hizo temblar la mesa:
—¡Y aquí el único que sabe jugar de verdad soy yo! ¡Ustedes lo que hacen es hablar fino y dejarse ganar!
(Le tocó el primer turno y sin pedir permiso lanzó un doble cinco con fuerza.)
Danilo Medina, con su tono tranquilo pero calculador, alzó una ceja:
—A ti te gusta mucho el bulto, Hipólito. Pero cuando yo estaba en el poder, el dominó se jugaba en silencio… ¡y se ganaba con estrategia!
La conversación viró inevitablemente hacia la migración haitiana.
Leonel, siempre filosófico, dijo:
—En mis gobiernos, tratamos la migración como un fenómeno histórico. Haití es nuestro vecino, y hay que abordarlo con diplomacia e inteligencia. Firmamos acuerdos… se hablaba con respeto.
Hipólito interrumpió sin pedir permiso (como en sus mejores días):
—¡Muchachos, lo que hay es que poner orden! ¡Yo fui el primero que empezó a cerrar la frontera con firmeza! ¡Y eso no fue con discurso, fue con guardias!
Danilo, mientras acomodaba sus fichas en silencio, replicó:
—Bueno, yo construí el muro… de los reglamentos. Fortalecimos la Dirección de Migración y pusimos en vigencia el Plan de Regularización. Silencioso, pero efectivo. Sin bulla.
Luis, sonriendo con picardía, lanzó su ficha:
—Y yo les estoy terminando el muro de verdad. En concreto. Porque ya los discursos no bastan, señores. El que no lo vea, es porque está ciego o muy cómodo en el aire acondicionado.
Leonel, soltando una carcajada:
—¡Ese fue un fuetazo sutil! Pero en tu muro no caben las fichas que te voy a meter ahora. ¡Toma tu doble cuatro!
Todos rieron. La política era seria, pero el dominó… eso era sagrado.
Al final, mientras Hipólito se quejaba de que «le hicieron la camita», Danilo anotaba silenciosamente los puntos, Leonel daba una mini clase sobre geopolítica haitiana y Luis preguntaba si habría cena, todos sabían lo mismo: el problema de la migración era más complejo que una jugada trancada, y aunque en la mesa uno gana y otro pierde, el país no puede perder.
Y el dominó, como la política, se juega con astucia, paciencia… y un poquito de bulto.
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