Somos Pueblo. – El Comité Nacional Republicano del Congreso (NRCC, por sus siglas en inglés) ha descalificado al congresista estadounidense de origen dominicano, Adriano Espaillat, con un término despectivo y equivocado. En un mensaje publicado a través de la red social X (anteriormente conocida como Twitter), el NRCC se refirió al legislador como «inmigrante ilegal», a pesar de que Espaillat es un ciudadano estadounidense naturalizado desde hace más de 40 años. Este ataque surge tras la réplica que el demócrata ofreció al discurso pronunciado por el expresidente Donald Trump ante el Congreso el pasado martes.
El mensaje del NRCC, que rápidamente se viralizó, señala: «Los demócratas literalmente eligieron a un inmigrante ilegal para que diera su respuesta al discurso del presidente Trump. Como era de esperar, este radical calificó la presidencia de Trump como un ‘reinado del terror’. Los demócratas no podrían estar más desconectados del pueblo estadounidense». La publicación iba acompañada de un breve video en el que Adriano Espaillat, en un tono firme, critica las políticas migratorias del gobierno de Trump y expresa su desacuerdo con su enfoque en este tema, al mismo tiempo que lo califica de «reinado del terror».
El ataque del NRCC hacia Adriano Espaillat se produce en el marco de la respuesta que el congresista brindó al discurso de más de una hora de Donald Trump, pronunciado ante el Congreso de los Estados Unidos. En ese discurso, Trump abordó diversos temas, desde su política económica hasta sus propuestas de reforma migratoria. Sin embargo, la crítica de Espaillat se centró en uno de los puntos más polémicos del expresidente: las leyes migratorias.
Espaillat, quien representa el distrito 13 de Nueva York, se mostró contundente en su réplica, acusando a Trump de criminalizar a los inmigrantes y de mantener una postura destructiva respecto a la inmigración. Utilizando el español, el congresista de origen dominicano enfatizó la desconexión de la administración de Trump con las realidades de los inmigrantes y con la población latina que ha contribuido significativamente al desarrollo de los Estados Unidos.
Al ser atacado con el término «inmigrante ilegal», el NRCC no solo incurrió en un error factual, sino que también mostró una falta de respeto hacia un ciudadano estadounidense naturalizado. Este tipo de ataques pone en evidencia las tensiones políticas y culturales que atraviesan a Estados Unidos, particularmente en relación con los inmigrantes y la comunidad latina, cuya representación ha crecido significativamente en las últimas décadas.
El lenguaje utilizado por el NRCC no es aislado en el contexto político estadounidense. La figura de Adriano Espaillat ha sido objeto de críticas por parte de sectores conservadores, especialmente por su postura a favor de una reforma migratoria más inclusiva y por su apoyo a los derechos de los inmigrantes. No obstante, el término «inmigrante ilegal» refleja un intento deliberado de descalificar no solo al congresista, sino también a una parte importante del electorado estadounidense que se ve reflejada en su figura.
En este sentido, el ataque del NRCC podría interpretarse como una estrategia política para fortalecer el discurso anti-inmigrante que ha sido central en la agenda republicana durante la presidencia de Trump y más allá. El uso de términos despectivos, como «inmigrante ilegal», no solo busca minar la credibilidad de un opositor, sino también reforzar una narrativa en la que se demonizan a aquellos que provienen de países como la República Dominicana, México o El Salvador, entre otros.
Este tipo de discursos pone en evidencia las profundas divisiones dentro de la política estadounidense, especialmente en lo que respecta al tratamiento de los inmigrantes y a la identidad nacional. La retórica empleada por el NRCC no solo refleja una animosidad política hacia Adriano Espaillat, sino también una ideología que pretende excluir a las comunidades inmigrantes del debate sobre el futuro del país.
Ante el ataque del NRCC, Adriano Espaillat respondió con calma y firmeza, reafirmando su derecho como ciudadano estadounidense a opinar sobre los temas que afectan a su país. «Soy un orgulloso ciudadano estadounidense y mi voz es tan válida como la de cualquier otro congresista. No permitiré que me silencien ni que me descalifiquen por mi origen», declaró el congresista en una reciente intervención.
