El contexto que se vivía anoche en Toronto
La ciudad de Toronto estaba prácticamente lista para una fiesta: las expectativas por ver coronarse a los Blue Jays eran enormes. La hinchada estaba alborotada en el Rogers Centre, la policía ya se preparaba para el festejo. Pero la noche dio un vuelco.
En el Juego 6 los Dodgers ganaron 3-1, obligando al séptimo duelo.
El sello: Yoshinobu Yamamoto, que lanzó seis entradas permitiendo solo una carrera.
Y un momento final dramático: en la novena, con los Jays amenazando, vino una jugada infernal: conexión del bateador de Toronto que pareció hit, pero se transformó en doble matanza gracias a una gran defensiva de los Dodgers.
En resumen: Toronto tenía todo para explotar en celebración… pero los Dodgers se aferraron con guapeza y les robaron el momento. Ahora todo se reduce al Juego 7.
Yamamoto les ha comido el desayuno a los Jays en esta Serie. En sus salidas, marca un nivel altísimo: cuando poncha 6+ bateadores, tiene ERA ~1.94, WHIP ~0.86.
Pero la buena noticia para Toronto: no lo verán lanzar en el Juego 7. Esto les da una ventana de oportunidad.
La presión pesa — y los dominicanos lo sienten también
Para Toronto, y pensando desde Santo Domingo: imagina que eres un dominicano que sigue el béisbol, vibra con el “azulito” Jays, y ves cómo tu equipo se queda al filo del título. Ese sabor amargo de que la fiesta se derrumbe justo cuando ya la ciudad lo veía. Ese sentimiento puede jugar a favor — o en contra — del equipo.
Si los Jays salen relajados, sabiendo que “lo que venga es bono”, pueden liberar y jugar más ligeros. Pero si cargan con la ansiedad de “no queremos fallar de nuevo”, podrían quebrarse.
El pitcheo de Toronto
Según los analistas, los Jays están en mejor posición para manejar el Juego 7 desde el pitcheo. Su rotación y bullpen tienen menos desgaste que los Dodgers en esta serie.
Así que la estrategia: sobrevivir la salida temprana, mantener el juego cerca, y golpear cuando el rival dé opción.
El bateo de los Jays debe despertar
Toronto ha tenido destellos — jonrones decisivos, rallies –, pero cada vez que enfrentaron a Yamamoto se les apagó la ofensiva.
Ahora que no lo verán, es momento de aprovechar. Pero deben evitar caer en los viejos errores: bases por bolas concedidas, malos batazos con corredores en posición de anotar, y permitir que la defensa del rival te calme.
Desde el punto de vista dominicano: los peloteros latinos de Toronto — y los dominicanos que siguen la Serie — quieren ver “madera” (hits), coraje, y que se imponga la adrenalina del título.
El factor local y la hinchada
Jugar en Toronto en un Juego 7 es un arma de doble filo: la fanaticada está encendida, el estadio va a estar cargado. Eso puede motivar, pero también amedrentar si el equipo se ve sobrepasado.
En Santo Domingo, la atmósfera es más futbolera que beisbolera, pero muchos dominicanos siguen MLB, y verían con gusto el título de los Jays. Ese orgullo latino puede servir como “tercer bate” del equipo.
¿Qué podría ocurrir esta noche?
Con base en los datos, podemos proyectar dos escenarios — al estilo TeclaLibre:
Escenario A – La remontada dominicana y latina
Toronto sale enchufado, la ofensiva se conecta temprano, se genera rally en middle innings, el bullpen hace el trabajo, y logran por fin ese título que la ciudad esperaba. Los dominicanos en las gradas y los que lo siguen desde República Dominicana celebran un triunfo épico.
Escenario B – Los Dodgers imponen su clase y experiencia
Aunque Yamamoto no lance, Los Ángeles tienen otras armas, han sabido ganar los momentos calientes, y si Toronto vuelve a fallar en momentos claves (como bases por bolas concedidas, mala defensa o errores mentales), los Dodgers se llevan el gato al agua de nuevo.
Desde mi predicción personal, viendo cómo se ha desarrollado todo: le doy ligera ventaja a los Jays. Porque ya no tienen que temer a Yamamoto, su pitcheo está en mejor estado, y la motivación de lograr algo histórico es enorme. Pero ojo: los Dodgers son peligrosos, y saben cerrar.
“La gran ciudad norteña se ilusionó con la corona y vio cómo el sueño se suspendió por un momento de brillantez ajena. Esta noche, al ritmo caribeño de la fanaticada dominicana mezclada con el fervor canadiense, se define no sólo un título sino un símbolo: que los latinos pueden dominar en el gran escenario.”
Desde República Dominicana, no sólo seguimos el béisbol: lo vivimos como parte de nuestra identidad global. Ver a un equipo con tantos latinos (y muchos dominicanos en las gradas o en el allegado) alcanzar el máximo sería un triunfo colectivo.
-Luis Rodriguez Salcedo para TeclaLibre-
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