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EL PODER DE LA INICIATIVA: El motor de Trump y el desafío de sus adversarios

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El poder de la iniciativa: el motor de Trump y el desafío de sus adversarios

Aunque se puede criticar gran parte de la gestión de Donald Trump, hay una cualidad que no se puede negar: su energía arrolladora. Desde sus primeros 100 días en 2016, Trump ha impulsado su gobierno como un super carro a máxima velocidad, tomando la iniciativa en múltiples frentes, al estilo de una vanguardia revolucionaria. Su administración no actúa como un gobierno tradicional, sino como un movimiento decidido a destruir el viejo orden, motivado por resentimientos profundos, ansias de poder y una claridad de objetivos que sus oponentes aún no logran igualar.

Inspirado por la lógica de grandes estrategas militares como Sun Tzu y Clausewitz, Trump ha aplicado una táctica de ofensiva constante: desorientar, imponer el ritmo, y obligar a reaccionar a sus adversarios. Esto ha dejado a sus opositores —especialmente a la élite meritocrática y académica— fuera de balance, atrapados en un estilo de liderazgo más reflexivo y lento, muchas veces más preocupado por parecer moralmente superior que por ser eficaz.

Sin embargo, esa misma audacia que impulsa al «trumpismo» es también su mayor debilidad. La falta de prudencia lo expone a errores autodestructivos y fricciones internas que podrían hacerlo implosionar. Para contrarrestarlo, los demócratas y defensores del orden institucional deben abandonar su retórica cansada y reenfocarse en los valores fundamentales que han hecho grande a Estados Unidos: la Constitución, la democracia liberal, el pluralismo, y el legado institucional.

El verdadero desafío hoy no es solo resistir a Trump, sino recuperar el coraje moral, la claridad de propósito y la estrategia que definieron a las generaciones que construyeron las instituciones estadounidenses. La historia muestra que cuando una vanguardia revolucionaria gana terreno, puede derrumbar estructuras enteras si nadie está dispuesto a defenderlas. La pregunta es si aún queda suficiente fuerza en el sistema para resistir.

-Condensado de un artículo de David Brooks en The New York Times-

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