Desde su investidura, en enero pasado, el presidente estadounidense, Donald Trump, ha sacudido al país con sus órdenes ejecutivas. Con drásticos recortes, el retiro de acuerdos internacionales y despidos masivos, su mandato avanza con tanta rapidez que los tribunales no pueden seguirle el ritmo. El objetivo declarado es recortar el gasto público, pero también hay un deseo subyacente de reformular las instituciones bajo una ideología de derecha.
