La Cúpula de Trump se Acomoda en Cuarteles Militares
¡Vaya panorama! En la «tierra de la libertad», el pánico corre más rápido que un tuit del expresidente. Resulta que las figuras claves de la Administración Trump, esos baluartes del conservadurismo (que presumen de ser tan «duros»), están con los nervios de punta. ¿La gota que colmó el vaso? El supuesto asesinato del activista Charlie Kirk, un mártir a medida para avivar la llama de la polarización.
Ante tanto «peligro» (léase: gente que no los quiere cerca), han decidido que sus mansiones civiles ya no son seguras. ¡Y han encontrado el refugio perfecto! Ni búnkers secretos ni islas privadas: ¡Bases Militares!
El mismísimo Secretario de Estado, Marco Rubio, y el Secretario de Guerra (¡vaya ironía!), Pete Hegseth, han dejado sus hogares para irse a vivir al lujoso y seguro Fort McNair en Washington.
A la Secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, le publicaron la dirección (¡qué conveniente!), y ¡zas!, directo a la casita del comandante de la Guardia Costera en la base Anacostia-Bolling.
Se ve que la nueva moda entre los altos mandos es el estilo militar, tan de moda que hasta hay escasez de vivienda en los cuarteles. La Directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard, se quedó con las ganas de su alojamiento en Fort McNair por falta de disponibilidad. ¡Pobre, con todo lo que sabe!
El The Atlantic se rasga las vestiduras hablando de cómo esto «difumina las fronteras» entre lo civil y lo militar, y que el Ejército parece ahora el guardaespaldas de un solo partido. ¡Por favor, seamos serios!
La sospecha TeclaLibre: No es solo miedo, es un negocio redondo. Se mudan a la base, pagan un «módico» alquiler (presumiblemente menor al de sus antiguos y carísimos barrios), y de paso, ¡reducen los gastos de su seguridad personal! ¿Quién paga la seguridad en una base militar? ¡El contribuyente! Así, el ciudadano de a pie financia el búnker de quienes dicen defenderlo de «enemigos» que, casualmente, son los que más los detestan.
¿Distancia del electorado? Quizás, pero para esta élite, ¿quién necesita mítines cuando tienes al Ejército de portero?
La paranoia trumpista no solo ha elevado la polarización, sino que parece haber creado un subsidio de vivienda y seguridad encubierto… ¡con uniforme y al pie del cañón!
-Luis Rodriguez Salcedo para TeclaLibre-
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