Trump, golf y funeral: diplomacia a lo «americano»
Por Luis Rodriguez Salcedo
En medio de un ambiente solemne —porque no todos los días se despide un papa— el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, encontró tiempo para conversar animadamente con el presidente dominicano, Luis Abinader.
Según contó el propio Abinader, entre salmos y rezos, Trump le confesó que «le encanta República Dominicana», especialmente sus campos de golf, porque donde haya un green, ahí estará un Trump feliz. También le dijo que al país «le está yendo muy bien», aunque, fiel a su estilo de «doy una y quito dos», expresó su preocupación por Haití. (Algo es algo).
Por si fuera poco, el expresivo Trump adelantó que quiere venir a la décima Cumbre de las Américas en Punta Cana. Al parecer, la combinación de política y golf le resulta irresistible… o quizás es la piña colada.
La conversación entre ambos mandatarios fue breve pero jugosa. Testigos aseguran que, mientras Trump hablaba, Abinader sonreía diplomáticamente, como quien escucha un tío rico decir tonterías en Navidad. Raquel Arbaje, primera dama dominicana, también estuvo presente, probablemente pensando en lo que pensaba todo el mundo: «¿Este tipo está hablando en serio?»
Así, entre pésames y proyectos de turismo, la diplomacia caribeña vivió otro capítulo digno de archivo… o de comedia.
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