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Leyenda de los ojos verdes, de Gustavo Adolfo Bécquer

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»Tenia el presentimiento de que con su muerte seria más y mejor conocido»

Cuán equivocado estaba el tío de Bécquer cuando le dijo:
‘Tu no serás nunca un buen pintor, sino un mal literato’.

Gustavo Adolfo Bécquer, uno de los más grandes poetas románticos de la literatura universal, sevillano que nació el 17 de febrero de 1836, huérfano de padre, con apenas cuatro (4) años, se inicio en las letras en el Colegio San Telmo de Sevilla y a la muerte de su madre queda al cuidado de sus tíos maternos y luego de su madrina Manuela Monnehay Moreno, en cuya casa leyó los clásicos de la literatura.

En 1857 enferma de tuberculosis, se sumerge en el pesimismo y la depresión y se aleja de los ámbitos culturales.  El amor no correspondido de Julia Espín le inspira sus primeras «Rimas» y «Cartas literarias a una mujer»;  se casa en 1861,  con Casta Esteban Navarro con quien tuvo tres hijos, dos años después tiene una recaída y se va al Monasterio de Veruela en Zaragoza a curarse y allí escribe «Desde mi celda».

En su lecho de muerte le pide a su amigo Augusto Ferrán que queme las cartas y publique su obra.»Tenia el presentimiento de que con su muerte seria mas y mejor conocido», cuenta apenas 34 años de edad, cuando muere el 22 de diciembre de 1870. 

«La leyenda de Los ojos verdes» de Bécquer,  fue inspirada en un  lugar concreto de la provincia de Soria, donde lo mágico cobra forma: la fuentona de Muriel de la Fuente, es un verdoso lago donde nace el río Abión, con cuevas subacuáticas en sus profundidades.

La fuentona de Muriel era un lugar maldito, un paraje a evitar por el común de los mortales. Las historias de extrañas criaturas que habitaban sus aguas, o las leyendas de ciudades sumergidas dentro del lago, provocaban un terror irracional en los habitantes de la zona.

Bécquer inmortaliza esta fuente con «La leyenda de los ojos verdes», uno de sus relatos más conocidos, en el que combina elementos románticos, sobrenaturales y un tono melancólico, características que le son comunes.

«En las aguas de la fuente de los Álamos, habita un espíritu del mal».

 

Resumen de la leyenda:

La historia se centra en un capitán que se enamora de una hermosa mujer de ojos verdes que aparece en la orilla de un río. La mujer tiene un aura misteriosa y un aire de fatalidad. Su belleza cautivadora y sus ojos verdes parecen tener un efecto hipnótico. Sin embargo, también está rodeada de un aura trágica, ya que la mujer es un espíritu que atrae a los hombres, pero a su vez, les conduce a la muerte.

  • El capitán, deslumbrado por su belleza, se siente atraído a pesar de las advertencias de los demás;  su presencia es tanto cautivadora como inquietante. En un momento de pasión, ella le revela que su amor es imposible y que aquellos que se enamoran de ella están condenados. A pesar de las advertencias, el capitán se lanza al río, simbolizando la entrega total al amor y la in-evitabilidad de la tragedia.
  • Los «ojos verdes»  son descritos  como  “luminosos, transparentes, como las gotas de la lluvia que se resbalan sobre las hojas de los árboles después de una tempestad de verano”, evocando una fragilidad y belleza efímera que resuena con la naturaleza del amor mismo. Es una belleza que, aunque atrayente, se encuentra imbuida de advertencias silenciosas.
  • «Con el diablo no sirven valentías. Hasta aquí llega el montero con su ballesta; de aquí adelante, que pruebe a pasar el capellán con su hisopo..»

Con el diablo no sirven valentías’ nos sugiere que frente a fuerzas más allá de nuestra comprensión, incluso el valor puede convertirse en una debilidad. El capitán, impulsado por su pasión, ignora las señales de peligro y decide enfrentar lo desconocido. Esto plantea un interrogante profundo sobre la naturaleza del amor: ¿hasta qué punto estamos dispuestos a arriesgarlo todo por la búsqueda de lo que anhelamos? En este caso, el amor se convierte en una fuerza destructiva que no solo consume al capitán, sino que arrastra consigo el eco de las leyendas antiguas y las advertencias ancestrales de quienes han caído antes en la trampa de la mujer de ojos verdes.

  • La frase ‘una mala bruja os ha encanijado con sus hechizos’, nos invita a reflexionar sobre la naturaleza de las relaciones y la magia que existe en nuestras interacciones diarias. Nos recuerda que, aunque el amor y la conexión pueden ser profundamente hermosos, también pueden estar impregnados de riesgos y manipulaciones. En nuestra búsqueda de la plenitud afectiva, es vital permanecer vigilantes ante las posibles sombras que pueden esconderse detrás de un hermoso exterior. La sabiduría radica en reconocer el poder de la elección, para que así podamos liberarnos de los hechizos que, a veces, son invisibles pero devastadores.
  • Adjunto párrafos de la Leyenda de Los ojos verdes.                                                                                                                                —Herido va el ciervo…, herido va; no hay duda. Se ve el rastro de la sangre entre las zarzas del monte, y al saltar uno de esos lentiscos han  flaqueado sus piernas… Nuestro joven señor comienza por donde otros acaban… En cuarenta años de montero no he visto mejor golpe… Pero, por San Saturio, patrón de Soria!, cortadle el paso por esas carrascas, azuzad los  perros, soplad en esas trompas hasta echar los hígados y hundidles a los corceles una cuarta de hierro en los ijares; ¿no veis que se dirige hacia la fuente de los Álamos, y si la salva antes de morir podemos darle por perdido.
  • “Señor, es imposible pasar de este punto. Esa trocha conduce a la fuente de los Álamos, en cuyas aguas habita un espíritu del mal. El que osa enturbiar su corriente, paga caro su atrevimiento. Ya la res habrá salvado sus márgenes; ¿cómo la salvaréis vos sin atraer sobre vuestra cabeza alguna calamidad horrible?”.

Con estas palabras,  Íñigo trataba de convencer a Fernando de Argensola para que no se adentrara en los alrededores de la misteriosa fuente de los Álamos, hacia donde huía el ciervo que había herido.

En el párrafo adjunto nos encontramos con animales que nos son extraños, p.e. el ciervo, rumiante de patas largas y cola corta, las zarzas del monte, arbustos espinosos con aguijones fuertes, flores blancas cuyo fruto es comestible, que es la zarzamora. San Saturio, que es el patrón de Soria, se trata de Saturio de Numancia, noble visigodo del siglo IV que repartió todos sus bienes entre los pobres y se retiró a una cueva.

 

 

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