-Trump despide a Musk con honores… pero entre líneas deja claro que no se va del todo-
Por Luis Rodríguez Salcedo
WASHINGTON. – Como si se tratara del final de una temporada en una serie política, el presidente de EE.UU., Donald Trump, ofreció una conferencia de prensa en el Salón Oval para anunciar el «último día» en la Casa Blanca del magnate Elon Musk, quien hasta hace poco encabezaba el poco convencional Departamento de Eficiencia Gubernamental (sí, sus siglas son DOGE).
Aunque el mandatario lo presentó como una despedida, sus palabras dejaron entrever que, en realidad, Musk simplemente cambia de rol. “Este será su último día, pero, no realmente, porque siempre estará con nosotros, ayudándonos en todo”, escribió Trump en su red social Truth Social. Y por si quedaban dudas, remató con un entusiasta: “¡Elon es fantástico!”.
La salida oficial de Musk se debe a que alcanzó el límite legal de 130 días para su designación como “empleado gubernamental especial”, una figura creada casi a la medida para el multimillonario, cuya presencia en la Casa Blanca fue tan notoria como misteriosa. Entre reforma y reforma, Musk logró convertirse en una especie de gurú de la eficiencia, al menos según la narrativa trumpista.
Trump no escatimó elogios: lo calificó como “uno de los mayores líderes empresariales e innovadores que el mundo ha producido”, y celebró su «incansable» trabajo como cabeza del DOGE, al que llamó “el programa de reforma gubernamental más radical y consecuente en generaciones”.
Pero la escena no cerró sin algo de drama. Musk, por su parte, se despidió con clase, aunque con un mensaje entre líneas que muchos interpretan como su crítica más punzante al propio Trump. En su cuenta de X, el magnate agradeció la oportunidad “de reducir el gasto derrochador” y señaló que el DOGE “solo se fortalecerá con el tiempo”. Traducido del muskoniano: “me voy, pero el problema sigue”.
Desde abril, Musk había comenzado a alejarse de la Casa Blanca, desapareciendo de las reuniones presenciales y de los viajes en el Air Force One. Aunque seguía colaborando a distancia, su presencia ya no era la de antes. Hoy se despide del cargo, pero no del poder. “Seguiré apoyando al equipo del DOGE y seré amigo y consejero del presidente”, dijo con una sonrisa que algunos interpretan como “no me fui, solo estoy en la sombra”.
¿Se va Musk o se convierte en el asesor omnipresente? ¿Fue este un acto simbólico más que un relevo real? En tiempos donde la política se mezcla con la tecnología, los negocios y los egos, todo es posible. Lo único claro es que Elon Musk no está fuera del juego. Y Trump lo sabe.
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