La restricción fiscal puede ayudar a combatir la inflación
(FOTO DEL FMI/LENA MUCHA)
A principios de la década de 1980, Estados Unidos siguió una política fiscal expansiva a pesar de la inflación persistentemente alta. La Reserva Federal bajo el entonces presidente Paul Volcker elevó drásticamente las tasas de interés para controlar la inflación, lo que provocó el colapso de la inversión y la apreciación del dólar. Los fabricantes clamaron por protección comercial.
Ese episodio es relevante para muchos países que enfrentan desafíos similares hoy en día, escriben en un blog Tobias Adrian y Vitor Gaspar del FMI. Con muchas personas que aún luchan por las presiones económicas, los autores dicen que los gobiernos deben priorizar ayudar a los más vulnerables a hacer frente a las crecientes facturas de alimentos y energía, pero también deben evitar aumentar la demanda agregada que corre el riesgo de aumentar la inflación.
Un déficit fiscal más pequeño enfría la demanda agregada y la inflación, por lo que el banco central no necesita subir tanto las tasas. La reducción de los déficits también aborda las vulnerabilidades de la deuda en un momento de condiciones financieras globales difíciles.
“Si bien muchos bancos centrales están endureciendo la política en respuesta al gran y persistente aumento de la inflación mundial, la combinación de políticas es importante. La restricción fiscal reducirá el costo de llevar la inflación de regreso a la meta… en comparación con la alternativa de dejar que la política monetaria actúe sola”.